Godard, a dos bandas
No salgo de mi asombro y, claro, les tengo que contar por qué. El día en que murió Godard asistí a un curioso rifirrafe intergeneracional que paso a relatarles con pelos, señales y ese plus de ironía que dan las canas. A un lado del ring, los más jóvenes del lugar que no habían oído hablar del cineasta francés hasta la fecha misma del deceso pero que, conforme iban descubriendo sus películas y sus hazañas de hombre curtido en mito cultural del siglo pasado, acabaron rendidos a sus pies, devotos de... Читать дальше...