Cuando la bravura se queda en los pitones
El trapío es condición indispensable de un toro de lidia, más en una plaza de primera categoría. Pero cuando tras una fachada imponente, tras unas arboladuras que producen miedo, tras la presencia, no hay sangre brava, todo se desmorona. Desecharon la corrida anunciada de El Vellosino y en su lugar trajeron seis toros con kilos y pitones de la divisa salmantina de El Risco. Procedencia Aldeanueva y Torrealta, señalaban los carteles de mano, y a la postre un conjunto descafeinado, ayuno de casta y flojo, sin fuelle, para más inri. Decepcionó el ganado, que no aguantaba la mínima comparación con lo lidiado los dos días anteriores. El recuerdo de las corridas de El Pilar y de Los Maños, con sendos toros premiados con la vuelta al ruedo, hacía más dolorosa la tarde del 13 de octubre. Todo se quedó en esos pitones limpios, afilados, que tras la admiración que produjeron de salida, sus portadores se iban diluyendo en un mar de vulgaridad y tedio. Con ese material no es de extrañar que en el balance de los toreros no aparezcan los trofeos. Al contrario, el festejo se desarrolló con una lentitud anodina que en muchos momentos resultó desesperante. Feria del Pilar Plaza de toros de Zaragoza. Jueves, 13 de octubre de 2022. Octavo festejo. Media entrada. Toros de El Risco, y uno, el 3,º como sobrero, de El Pilar, bien presentados, amplios de pitones, flojos. López Simón, de azul marino y oro. Bajonazo (ovación). En el cuarto, pinchazo y estocada (silencio). Álvaro Lorenzo, de salmón y oro. Pinchazo hondo (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada. Aviso (ovación). Alejandro Marcos, de celeste y oro. Siete pinchazos y estocada. Aviso (silencio). En el sexto, estocada y descabello (silencio). López Simón cuajó los mejores momentos de la tarde con el que abrió plaza. El toro embestía con cierta nobleza y el de Barajas se acopló en una buena serie por el pitón derecho en una faena pulcra. Era todo lo que se podía hacer y fue ovacionado. Con el cuarto, sin aliento desde que pasó por el caballo, Simón se entregó, anduvo bien colocado, muy centrado con el toro, aunque el pozo estaba totalmente seco y el esfuerzo resultó baldío. La faena de Álvaro Lorenzo al segundo no levantó el vuelo pese a la insistencia del diestro en una labor sin eco. Como con el quinto, que estuvo a un tris de ser devuelto. Lo mantuvo el presidente, y resultó más de lo mismo, o sea, nada. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Los Maños, el mejor homenaje al encaste santacoloma El tercero acusó más que sus hermanos la falta de fuerzas y se fue para los corrales. Cuando ya había asomado el pañuelo verde, se llevó por delante al peón Martín Blanco en un fea voltereta que acabó con el brazo derecho escayolado. El sobrero de El Pilar, alegre en varas pero sin clase en el último tercio, pocas opciones le dio a Alejandro Marcos, igual que el astifino sexto. A esas alturas, ya todos daban por hecho que la bravura se había quedado en los pitones.