Meloni y los dispositivos
Liz Truss, primera ministra del Reino Unido, ha felicitado a Meloni. No así nuestro Gobierno. Tampoco el PP se mostró feliz. ¿Acaso Liz Truss es menos globalista o liberal que ellos? No, pero es relativamente libre tras el Brexit. Meloni ha revelado la intransigencia ideológica del 'proyecto europeo' en el que están dócilmente implicados los partidos españoles, pero además de la matización soberanista, en su discurso hay, por lo menos, dos potencias. Una es situar a la izquierda occidental. No como el sempiterno peligro comunista, sino como operarios actuales del poder financiero. La izquierda actual son los chicos y chicas sonrientes de los anuncios de bancos, cervezas y aseguradoras; son las máquinas de demolición cultural que envía el mundo corporativo y el poder transnacional. Otra realización de Meloni fue oponerse en soledad al bio-tecno-totalitarismo de Draghi en tiempos del Covid. Esto, quizá más que otra cosa, la ha llevado a liderar la coalición de la derecha italiana, asunto que nos interesa especialmente porque aquí no ha ocurrido y es improbable que ocurra. Meloni tiene un discurso modulado, posibilista, que se insertará además en una coalición y luego en un sistema parlamentario como el italiano y, por último, en el juego institucional continental, pero lo sustantivo es que lidera ya la derecha de su país. Todos juntos, sí, pero ella delante. Esto aquí no sería posible, no por la izquierda, sino por los 'dispositivos' de la derecha española: la Conferencia Episcopal y sus voces sistemáticamente a favor de toda opción internacional abortista; la derecha losantiana, que da collejas a los 'melonistas' de Vox mientras adapta su discurso a la nueva situación, lo que cristaliza en Ayuso, que de Meloni hará un picoteo. Esta derecha es solo retóricamente altisonante: patriota anglo-otanera, antinacionalista del 78 y liberal-presupuestaria, sin embargo, es en este discurso donde se incorporan, limadas, las 'innovaciones' populistas, lo que de algún modo va drenando a Vox. Otro dispositivo es el centro racional bruselense, que aplicará a Meloni la plantilla habitual: cuando la que ayer era fascista (y manceba) se integre sin mayor problema en las instituciones pasará a ser una estafa populista, trasladando así al otro la falacia. Estos dispositivos que saltan cual fusibles son muy importantes porque moldean a la derecha española, que ahora mismo es la reserva no espiritual pero sí liberal de Occidente. Actualicemos marcadores: todo lo que está fuera de la OTAN es barbarie putineja, y dentro de Occidente el virus iliberal afecta a Polonia y Hungría, avanza por el norte en Suecia y llega por el sur a Italia; también contamina el conservadurismo inglés ('brexiter') y el Partido Republicano (Trump). Si a esto añadimos que en Francia opta Le Pen, descubrimos que la derecha española está prácticamente sola como faro liberal del mundo. Vendrán a estudiarnos.