El sueño dura una cuña
El automovilista, rebajado su nivel de atención a la radio cuando suena la publicidad, torna a estado de alerta al oír una voz que le es familiar. No es el canturreo del quitagrasas, «y mancha que te quito», ni ese vecino que le pide a Leopoldo que le eche el toldo. El anuncio arranca con un educado «hola», cuerdas vocales rotas de profesora a final de trimestre con timbre apagado, tal vez ligeramente aguardentoso: «Soy Inés Arrimadas», sigue. Aaaaah. Mecido por las más algodonosas nubes oníricas... Читать дальше...