De la Mata propone juzgar a la familia Pujol Ferrusola por formar una organización criminal para enriquecerse durante décadas
De la Mata lo tiene claro. No es que los hijos del «expresident» hiciesen y dehiciesen a su antojo al amparo, con la protección y el beneplácito del omnipotente Jordi Pujol Soley, que también. Lo que cree el juez de la Audiencia Nacional, que acaba de dar por finalizada la larga y compleja instrucción de la causa, es que el patriarca del clan no era solo el paraguas para las corruptelas de sus vástagos sino que ostentaba el liderazgo de la «organización criminal».
En el auto de pase a procedimiento abreviado, el titular del Juzgado Central de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional considera que los hechos investigados serían constitutivos de organización criminal o asociación ilícita, blanqueo de capitales, contra la Hacienda Pública y falsedad documental. Aprovechando su posición privilegiada de ascendencia en la vida política, social y económica catalana durante décadas, la familia Pujol acumuló un patrimonio desmedido directamente relacionado con percepciones económicas derivadas de actividades corruptas.
El expresidente que con mano de hierro dirigió los designios de Cataluña durante 23 años hacía tándem en la jefatura de la estructura criminal con su esposa, Marta Ferrusola, autodenominada la «madre superiora», según la documentación que obra en al causa. Inmediatamente por debajo, el mayor de los siete hijos, Jordi Pujol Ferrusola, alias, «el capellán de la parroquia» quien seguía las «instrucciones» del matrimonio.
Con tiempo, Jordi Pujol Ferrusola, el único de la familia que estuvo en prisión por esta causa, acabó asumiendo la dirección de la estrategia. Hacía y deshacía. Él se encargaba de recibir el dinero y redistribuirlo luego entre sus padres y sus seis hermanos tal y como habían convenido. Según el juez, el primogénito manejaba las cuentas de Andorra y era quien se encargaba de dar instrucciones a los gestores bancarios sobre qué hacer con cada una de las cuentas del clan familiar, siempre según la tesis del juez de la audiencia Nacional, que expone en un auto de 509 páginas con las que cierra la instrucción del caso y deja a los Pujol Ferrusola a un paso del juicio.
Tres décadas de corrupción
Por debajo del matrimonio, y del «primus inter pares» de los Pujol Ferrosula, el resto de vástagos tenían una participación menor en la sala de máquinas familiar de las corruptelas, pero eran igualmente beneficiados, siempre según la versión del juez. Josep, Pere, Oleguer, Marta, Mireia y Oriol –este último, el único que intentó seguir los pasos de su padre en político y acabó condenado por el caso de corrupción de las ITV– aunque es verdad que participaban en determinados «negocios y operaciones», la mayor parte de las veces se limitaban a seguir «las instrucciones» de su hermano mayor: abrieron sus propias cuentas en Andorra, en la que acababan los fondos que Jordi Pujol Ferrusola distribuía. Todos ellos conspiraron, además, para mantener oculto el millonario patrimonio familiar durante tres décadas.