Piratas del cobre: saqueos de alto voltaje en las vías de tren
Actúan en pequeños grupos pero siempre organizados y cada miembro juega su papel. Con el alumbrado público en constante renovación, incrementándose la cifra de farolas led en detrimento de las tradicionales, los ladrones del cobre centran casi todos sus esfuerzos en el cableado de las vías ferroviarias . Si el sábado la Guardia Civil anunciaba la detención de un hombre por robar una cantidad valorada en torno a los 5.000 euros en el trayecto Valencia-Madrid, ayer los Mossos d'Esquadra hacían lo propio con un joven de 19 años por participar en la sustracción de los 600 metros de fibra óptica que ocasionaron la interrupción del AVE entre Barcelona y Madrid durante más de cinco horas. A pesar de que estos dos hechos han tenido lugar a cientos de kilómetros, la región no escapa a un problema que ocasiona cada año un elevado número de averías, algunas de ellas desorbitadas. La alerta no cesa: en la madrugada del sábado al domingo, cuatro 'piratas' fueron sorprendidos en el municipio de Chinchón con «una gran cantidad de cobre» en un coche. Los sujetos se saltaron un control de la Guardia Civil en Colmenar de Oreja y fueron interceptados en la localidad vecina. Pese a que en un último e infructuoso intento de huida a pie, un agente resultó herido leve, la violencia no suele ser una particularidad reseñable en el 'sector'. Más bien al contrario. Fuentes del Instituto Armado señalan a ABC que estos delincuentes, españoles de etnia gitana y rumanos en su gran mayoría, son conscientes de que el robo de cobre lleva aparejado el delito de robo con fuerza . «Y si no tienen ninguna requisitoria en vigor u otros antecedentes es muy improbable que entren en prisión», explican. Por ello, no suelen oponer resistencia, «ya que un delito de lesiones sí podría cambiar la decisión del juez». Un tren de Renfe al paso por el antiguo apeadero de El Tejar JAIME GARCÍA La especialización de los saqueadores, añaden las mismas fuentes, depende del grado de carga eléctrica del objetivo en cuestión. Los cables de las catenarias presentan un alto voltaje, especialmente las diseñadas para desplazar trenes de alta velocidad , por lo que el reparto de roles se hace más necesario que nunca. Por un lado, están los que se encargan de cortar el cable, «una o dos personas que seccionan cada extremo con una herramienta con toma de tierra», y por otro los catalogados 'machacas', requeridos para tirar del cable ya sin tensión, cargarlo en el vehículo y huir con la mercancía afanada. «Los que cortan suelen marcharse antes con la herramienta, de tal forma que si son sorprendidos sea más complicado relacionarlos con el robo», recalca un agente de la Benemérita. En determinadas ocasiones, sobre todo de madrugada, los ladrones suben a un paso elevado y colocan una cadena en la vía a fin de que al paso del tren, este arrastre la catenaria y los técnicos de Adif se vean obligados a interrumpir la electricidad en el tramo afectado. «Así evitan tener que arriesgarse a cortar los cables con tensión», precisa el guardia civil, consciente de la dificultad para cazarlos en plena acción. «Cuando llegan los operarios de mantenimiento estos ya se han ido». El alza de las materias primas, con una subida de media superior al 20 por ciento en el primer trimestre del año, elevó sobremanera el precio del cobre. Ahora, señala un responsable de una chatarrería madrileña, el valor ha bajado y se sitúa en torno a los 5 euros por kilogramo. El latón, una aleación de cobre y zinc objetivo también de este tipo de rateros, ha visto bajar igualmente su tasación hasta los 3 euros. La Guardia Civil inspecciona una 'chatarrería fantasma' EFE Además de las vías ferroviarias, los malhechores sustraen el preciado metal de subestaciones, urbanizaciones, farolas y carreteras. Para ello, emplean un cortafríos o una radial y trasladan el cable hasta algún poblado de la zona sur de Madrid o las llamadas 'chatarrerías fantasma', espacios clandestinos que no cuentan con licencia para desarrollar tal actividad ni declaran lo facturado en Hacienda. Una vez allí, los receptores se encargan de quemar el cable para eliminar el revestimiento de plástico, provocando en ocasiones densas columnas de humo negro. Medio millón de euros La última gran operación en Madrid tuvo lugar en enero, cuando la Guardia Civil (en colaboración con la Policía Municipal) desarticuló una red que había llegado a amasar más de 28.800 kilos de cobre por todo el territorio español. Tal era su voracidad, que los daños causados en las instalaciones a las que accedían por la fuerza y el valor de lo sustraído superaban en conjunto el medio millón de euros. Los detenidos, un total de diez, perpetraban los saqueos en plantas fotovoltaicas, cooperativas agrícolas, depuradoras, fábricas y naves industriales. Para reducir el tiempo dentro y evitar imprevistos, enganchaban el extremo del cable a un vehículo del propio recinto o previamente robado y lo ponían en movimiento. Tras ello, trasladaban el material a cementeras o canteras para ocultarlo y proceder a la quema del plástico. Los arrestados, con edades comprendidas entre los 18 y 40 años, residían en diversas viviendas del distrito de Fuencarral-El Pardo y Getafe. Fueron acusados de los delitos de robo con fuerza, pertenencia a organización criminal y robo con violencia e intimidación.