Intelligentsia inteligente

Tomares, un municipio pequeño pero zumbón, abre la temporada de ferias del libro con la undécima edición de la suya, que se ha consolidado al calor de la gestión de José Luis Sanz, un alcalde a quien los votantes conservadores no pierden la esperanza de ver pronto en listas de mayor proyección. Liquidado el funesto sorayismo, pese al canto del cisne juntero, aún cabe esa posibilidad. Este año, pasarán por allí autores que se identifican sin retorcimiento con la derecha, como Juan Eslava Galán o el expresidente Aznar, pero también otros cuyas últimas apariciones proclaman el viraje ideológico de la República de las Letras, antaño coto casi privado del pensamiento único progre del que desertan hoy nombres tan llamativos como Pablo Carbonell (“Nos estamos volviendo gilipollas con la corrección política”.) o Carmen Posadas (“Me cansa mucho este feminismo enfurecido. Ahora resulta que las mujeres somos inteligentes y los hombres son idiotas y que todos los hombres son maltratadores y que hay que hablar con el lenguaje inclusivo”.), que también acudirán a la cita aljarafeña. El preestreno corre a cargo del ensayista que ha protagonizado el hit editorial del año, y puede que de la década, ese Federico Jiménez Losantos cuya “Memoria del comunismo” se vende (¡y se lee!) como rosquillas pese a ser un tocho cercano al millar de páginas trufado de citas sesudas; y ayer mismo se supo, debe consignarse porque viene a cuento, que un gigante intelectual como Aquilino Duque cerrará la lista al Congreso de Vox por Sevilla. Su esposa, Sally, apreciará los anglicismos si definimos este paso como la decisión de un “outsider” de convertirse en “mainstream”. Parece ser, o sea, que la “intelligentsia​” española ha cambiado de orilla para marchar de la mano, por fin, con la inteligencia. Iba siendo hora.