Haneke: El director que quiere echarle de la sala
¿Qué director en sus cabales no espera, al final de la primera proyección de su película, un aplauso cerrado y unánime? ¿Es posible desear lo contrario? Con Michael Haneke no es tan sencillo. Quizás es que no está en sus cabales o, más bien, que su tipo de cine es de esos que aspiran a congelar en un momento de duda el aplauso. El caso es que el austriaco ha desarrollado una perversión que consiste en disfrutar de la respuesta extrema, polarizada, desquiciada, del público. Fue con «Funny Games» (1997)... Читать дальше...