Te puede pasar a ti

Creo que todos, de una u otra manera, nos hemos visto identificados con Adrián . El joven valenciano que permanece ingresado en Cancún tras desmayarse en la piscina del resort en el que pasaba su luna de miel. Se le encharcaron los pulmones y entró en coma. Le pasó a Adrián, nos pudo pasar a cualquiera. Un percance, un accidente, en viaje laboral o por vacaciones, todos estamos expuestos. Adrián y Sofía no cometieron ninguna negligencia, contrataron un seguro con póliza de 30.000 euros de cobertura, y las circunstancias del destino se aliaron todas en contra. Que levante la mano el que sabía que los gastos sanitarios en México abarcan desde el cobro del termómetro con el que te toman la temperatura, la luz del respirador, o incluso el cobro de una almohada al acompañante que pasa la noche con el enfermo. Tras todo lo conocido, quedan dos reflexiones, la de la respuesta de la calle y la de la administración. A los primeros hay que ponerles matrícula de honor. Es la enésima prueba que demuestra que el ser humano en sí mismo, es bueno por naturaleza . Rifas, donaciones, eventos, ola solidaria. Toda Alzira se ha volcado con la joven pareja. Los cercanos, los que los conocen y los que jamás oyeron hablar de ellos. Todos arrimaron el hombro, se asociaron por instinto, y hasta el momento, han parado el segundo golpe más importante después de la salud, el económico. Porque hacer frente a 8.000 euros diarios es una odisea en la que más pronto que tarde hará falta la ayuda de la administración. Si la situación se alarga, no hay espíritu de ayuda que sostenga un tsunami de esa envergadura. Aquí los segundos. Inversamente proporcional a la ola solidaria de los ciudadanos funciona en líneas generales la administración. Da igual el plano en el que hablemos, estatal, autonómico o local. Las entidades públicas se pierden en secretarías, subsecretarías, direcciones generales, empresas públicas, consellerías, ministerios, concejalías, diputaciones, comisiones, un mastodonte administrativo, que se pierde en sí mismo, y que no tiene herramientas para 'ayudar' en una situación excepcional como como la de Adrián.