?Exigencia desmesurada?
La mayor?a de los funcionarios p?blicos de alto rango saben, o eso suponemos, que ser?n sometidos a un escrutinio p?blico a veces implacable. En algunas ocasiones de manera justificada, y quiz? en otras no tanto, sobre todo cuando esa inspecci?n de la opini?n p?blica rebasa los l?mites del oficio del escrutado y se cuela al terreno de lo personal, de la intimidad.
Esto viene a cuento porque hace unos d?as la Primer Ministro de Finlandia, Sanna Marrin, se vio envuelta en una serie de esc?ndalos por su aparente afici?n a las fiestas. Sus cr?ticos afirman que esa conducta pone en tela de juicio su capacidad para seguir en el cargo. El comportamiento de la primer ministro gener? un profundo debate al grado de que Marrin tuvo que someterse a un antidopaje del que por cierto sali? negativa.
No entrar? en la discusi?n de s? la conducta de la primer mandataria del pa?s n?rdico fue la correcta o no. A m? me llama m?s la atenci?n lo que estos eventos han generado en la opini?n p?blica y la percepci?n que nos hacemos, o que creamos de quienes nos dirigen.
Uno podr?a pensar que por tratarse de un pa?s como Finlandia, progresista y muy liberal en lo que respecta a derechos y libertades individuales, este tipo de episodios no tendr?an por qu? generar tanto alboroto.
Por un lado, hay un obvio golpeteo pol?tico contra la primer ministro, el cual no abordar?, porque no es la raz?n por la que escribo esto, y por otro lado est? la idealizaci?n que hacen los electores de quienes eligen para cargos p?blicos.
Entonces, me pregunt?, ?cu?l es el l?mite al momento de pedirles cuentas a quienes nos gobiernan?, en cierto sentido, ?su vida privada tambi?n es competencia del fuero com?n una vez que entran en funciones?, ?est?n obligados a dar explicaciones de cada paso que dan?, ?o esto solo importa si hace p?blico?, ?un pol?tico debe renunciar a llevar una vida ?normal? cuando acepta dirigir un pa?s?
?Somos tan ingenuos como para creer que una vez cerradas las puertas de sus alcobas, nuestros funcionarios siguen una vida y rutina ?ejemplares? ?, ?el hecho de que salgan de fiesta los vuelve incompetentes? Ciertamente para un latinoamericano que uno de sus gobernantes salga de fiesta o asista a festivales de m?sica ser?a la ?ltima de sus preocupaciones, es m?s, ojal? esos fueran los ?nicos problemas con nuestros pol?ticos.
Sin embargo, el escrutinio de este lado del Atl?ntico a veces tambi?n rebasa algunos l?mites y aunque es cierto que sucede en menor medida, esto se debe tambi?n a que nuestras realidades son diametralmente opuestas. Sin negar los propios problemas dom?sticos con los que cualquier pa?s tiene que lidiar, es un poco triste aceptar que la calidad de muchos de nuestros pol?ticos es infinitamente menor si los comparamos con la Primer Ministro de Finlandia. Para muestra, hay que ver la manera en que ella y su equipo han manejado esta crisis: dar la cara y explicar.
Quiz? no hay que poner la vara tan alta y simplemente demandar a quienes nos gobiernan que cumplan, en la medida de lo posible, con sus responsabilidades. Quiz? habr?a que ser m?s sabios al momento de discernir cu?ndo efectivamente se est? frivolizando el ejercicio de la pol?tica (y en este continente abundan los ejemplos). Quiz?, si dejamos de idealizar o dejar en manos de una o varias personas nuestro futuro o el de nuestro pa?s, podamos entender que las sociedades se forjan con el esfuerzo de todos los miembros que la componen y que una o dos noches de copas de quienes llevan la mayor carga de responsabilidad, no tendr?an por qu? significar gran cosa ?o s??
Javier Garc?a Bejos