Citius, altius, fortius
Aunque han pasado 57 años, recuerdo vivamente la imagen de Abebe Bikila corriendo por las calles de Tokio y entrando en el estadio olímpico para ganar la medalla de oro en la maratón. El corredor etíope había sido operado de apendicitis pocas semanas antes. Fue una increíble exhibición de resistencia porque cruzó la meta como si se hubiera dado un paseo. El británico Basil Heatley llegó cuatro minutos después. Desde aquellos Juegos de Japón en 1964, he seguido todas las competiciones olímpicas. Читать дальше...