El PSOE rechaza una condena a la represión cubana por contener la palabra dictadura
No habrá declaración institucional de condena a la represión cubana desde el Congreso de los Diputados. El portavoz adjunto del Grupo Popular, Pablo Hispán, ha intentado negociar un texto con el portavoz socialista de Exteriores, Héctor Gómez, para aumentar la presión política sobre el régimen de la isla a favor de la liberación de los presos y la transición hacia la democracia. Sin embargo, los socialistas no han aceptado la propuesta porque hace referencia a la «dictadura cubana» y afirma que el régimen «no ha dado ningún paso que permita una transición a la democracia». Dos cuestiones cuya denuncia es irrenunciable para los populares. Los socialistas remitieron una contrapropuesta que incluía eliminar toda alusión a la «dictadura cubana» y señalar que en la isla existe «lentitud en la transición democrática».
El texto ha generado, además, otro punto de choque en cuanto a la situación de las libertades en la isla y la causa de las protestas. Los populares proponían denunciar que «la crisis generada por el Covid, unida al fracaso del modelo económico y la falta de libertades han incrementado el malestar en la población». Sin embargo, los socialistas no coincidían en este análisis y pedían la retirada de las alusiones al fracaso del modelo económico y a la falta de libertades. Su diagnóstico de la situación se plasmaba en que «la crisis generada por el Covid, unida a la falta de avances en las reformas, han incrementado el malestar en la población».
Las declaraciones institucionales del Congreso de los Diputados exigen el apoyo unánime de todos los grupos por lo que si uno de ellos, como es el caso, no da su respaldo ya no pueden salir adelante. El partido que se encuentra en el Gobierno, por lógica coordinación, consulta estas declaraciones con el ministerio correspondiente. Especialmente, en cuestiones de política internacional para evitar un posicionamiento contrario desde el Congreso al que defienda el Gobierno en cada momento. En este caso, es el nuevo ministro de Exteriores, Pablo Albares, el que marca la posición de España ante la situación en Cuba.
La intención de los populares era acordar un texto con los socialistas y ofrecer después su adhesión al resto de grupos contando ya con el aval de los dos grandes partidos de la Cámara. Hubiera sido difícil que los partidos más vinculados a la izquierda radical como Unidas Podemos apoyaran un texto que señalara el régimen cubano como dictadura, pero los populares destacan que ya el solo acuerdo de PP-PSOE hubiera tenido mucha fuerza a efectos de presión política. La iniciativa, sin embargo, cae antes de llegar a esa segunda fase.
Los socialistas, por su parte, quitan hierro a su veto y aseguran que la negociación se ha producido «de forma informal entre técnicos» y «no entre diputados». Sin embargo, fuentes del Grupo Popular sostienen que ha existido intercambio de mensajes entre Hispán y Gómez. En todo caso, el nivel al que se haya producido el intercambio de textos es indiferente ya que el resultado final es el mismo: la palabra dictadura y la denuncia de la falta de libertades en la isla como impedimento para consensuar una declaración de condena al régimen cubano.
Según argumenta el partido de Pedro Sánchez, su posición en esta cuestión está basada «en las líneas de la Unión Europea» y han ofecido a los populares «un texto con el que podríamos hablar para sacar adelante esa declaración que sí estaría en la línea europea».
Lo desolador para las víctimas de la represión cubana es que, excluyendo los puntos mencionados, ambos grupos estaban de acuerdo en la mayor parte de la declaración. Así, coincidían en «mostrar nuestra preocupación por la situación de los derechos humanos en Cuba, expresar nuestro rechazo al llamamiento al ‘combate’ de Miguel Díaz-Canel, pedir el cese de la violencia injustificada y las detenciones arbitrarias por parte del Gobierno y sumarnos al llamamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos». También había acuerdo en apoyar «que el pueblo de Cuba pueda decidir en libertad su futuro político que dé paso a una transición a la democracia sin injerencias externas y que se levanten todas las restricciones económicas internas». Se pierde así una gran oportunidad para elevar la presión sobre el régimen cubano.