Plácido Domingo revela al renunciar al Met su tristeza y abatimiento
«Giorno non vidi mai si fiero e bello!», dice Macbeth en su primera línea de la ópera de Giuseppe Verdi. «¡Jamás vi un día tan horrible y bello a la vez!». Lo tenía que haber cantado Plácido Domingo ayer en la Metropolitan Opera, la casa de sus mayores éxitos. De verdad fue bello y horrible a la vez para el genio operístico español. Un día delicioso de finales de septiembre para darse un paseo por Central Park y llegar al Met silbando un aria con la chaqueta sobre el hombro. Pero horrible también, por ser el día de un adiós abrupto y dramático.