«Rocketman»: De la cocaína al alcohol, todo lo que no sabías de Elton John
Taron Egerton nació en Inglaterra hace casi treinta años, pero se mudó a Gales a los tres, a un pueblo con el nombre más complicado de pronunciar que uno pueda imaginar, Llanfairpwllgwyngyll. Cuando se decidió por la interpretación se trasladó de vuelta a Londres para estudiar en la Royal Academy of Dramatic Art, donde se graduó en 2012. El actor se siente profundamente galés a pesar de no haber nacido allí y tras estudiar en Londres, decidió hacer de Gales su hogar. Egerton, que luce cara de niño bueno, se dio a conocer en la televisión británica gracias la serie «The Smoke», y en la pantalla grande con «Kingsman: Servicio Secreto» y su secuela estrenada en 2017, «Kingsman: El círculo de oro».
Pero la interpretación que realmente le dio fama fue convertirse en Eddie «The Eagle» Edwards en «Eddie El Águila», donde interpretó al primer esquiador que participó representando al Reino Unido en salto de sky en 1988.
Siempre parece elegir proyectos donde maquilla su aspecto físico y con «Rocketman», que ha sido muy bien recibida en el pasado Festival de Cine de Cannes, repite de nuevo esta tradición. Al parecer el excéntrico Elton John ha quedado muy satisfecho con que Egerton fuera el elegido para darle vida (no es para menos, pues él se encargó de que fuera el actor quien se convirtiera en su sosias cinematográfico) en «Rocketman», donde se nos desvela la historia de este mito de la canción sin censuras. El filme está firmado por Dexter Flecher, que ya le dirigió en «Eddie El Águila», y coprotagonizada por Jamie Bell, en el papel de Bernie Taupin, y Richard Madden como John Reid.
–¿Le ha costado cambiar la piel para convertirse en una artista del calibre de Elton John?
–Si te soy sincero, cuando me ofrecieron el papel me entró un poco de miedo. No solo porque significaba meterme en la piel de uno de los iconos más importantes de la música, sino además porque todo el argumento está mezclado con dosis de fantasía.
–¿Le pidieron como requisito tener que cantar?
–Desde luego, era una de las condiciones que pidieron. He tenido la ventaja de que tanto Elton (John) como David (Furnish) me han dejado literalmente formar parte de sus vidas en los últimos dos años, hemos forjado una gran amistad, lo que me ha ayudado a que me haya sentido bastante más cómodo a la hora de interpretarlo.
–«Rocketman» no es un musical al uso. ¿Cómo la describiría?
–Desde el inicio se pretendió que no fuera estrictamente una biografía sobre Elton John, sino que tuviera algún que otro elemento de fantasía. La película comienza en el momento que él ingresa en un centro de desintoxicación. Personalmente me pareció que era una manera de arrancar bastante más interesante y novedosa, pues se trata de presentar a un personaje que es universalmente conocido de un modo muy íntima y vulnerable. A través de su rehabilitación, Elton va haciendo recuento de su vida y le vamos conociendo desde que es un niño, cuando ingresa después en el la Royal Academy of Music hasta llegar a hacerse famoso. Podemos ver a lo largo del filme su sinceridad y la resistencia que ha tenido como ser humano.
–¿Le costó ser Elton John?
–A pesar de que tengo esta cara de niño de doce años por la que me siguen impidiendo hoy entrar en pubs no entrañó demasiadas dificultades interpretar a Elton John, sobre todo, cuando es más mayor, no sabría decirte exactamente por qué. Bueno, quizá ha sido porque todo el tiempo que he pasado con él ha sido en su etapa de madurez y es la visión que tengo y las vivencias que me ha transmitido. No he tenido, por contra, la oportunidad de pasar tiempo a su lado de joven y esa parte la hemos tenido que resolver a través de material fotográfico e imágenes que he podido ver. Es curioso porque en ocasiones los personajes en cámara dan una imagen diferente a la realidad. Para mí, la imagen o mejor dicho, la percepción que tengo de él es del momento en que nos conocimos y quedamos para comer curry en su casa. Estuvimos hablando durante más de dos horas. Y fue estupendo.
–¿Se ha sentido como él?
–Partamos de la base de que yo soy yo, no Elton John. Ni tampoco he pretendido serlo. Ya te digo que hemos fraguado una sólida amistad y siempre he recibido su calor y aliento. Y un consejo: me dijo que no le imitara, sino que interpreta mi versión. Y es lo que he hecho. Yo no soy él.
–¿Cómo le describiría?
–Es difícil describirlo porque no todos los días tienes la oportunidad de sentarte a charlar con una leyenda viva. Para mí ha sido una gran responsabilidad el haberle interpretado. Creo que conectamos bastante bien y sin duda puedo decir que es lo más grande que he hecho nunca.
–Cuando un actor se transmuta en un personaje tiende a transformarse físicamente en él. ¿Cómo fue en su caso?
–No cabe duda de que el maquillaje y la transformación física ayudan a que te metas en el personaje. Existen cuatro fases diferenciadas por su aspecto físico por las que tuve que pasar. La primera, en su juventud, cuando llevaba el pelo cortado a tazón y las gafas de pasta tipo Buddy Holly. Después está la época en la que llevaba el cabello largo durante los primeros años de la veintena. Hay una tercera parte en la que tuve que afeitarme para mostrar más frente y después está la última, donde ya el pelo brilla por su ausencia.
–Imagino que el cambio físico afecta a la manera de interpretar.
–Sin duda. Notaba que con los diferentes «look» me movía, sentía y actuaba de forma diferente.
–¿Cómo describiría la relación entre Elton y Bernie Taupin?
–Como la mayoría de la gente sabe Elton John no es el autor de las letras de sus canciones, es Bernie el que las escribe. Elton ha confesado que componer no ha sido nunca su fuerte. Ha cambiado bastante a lo largo de su vida, porque comenzó siendo un muchacho muy tímido e inocente y gracias a Bernie, que fue en cierta forma su catalizador, se convirtió en este personaje grandioso. La primera vez que le pregunté a Elton por su relación con Bernie me contó que fue para el como el hermano que nunca tuvo. Pienso que en cierta forma se enamoraron platónicamente como compañeros creativos. Se complementaban el uno con el otro. Ambos vienen de clase humilde aunque de orígenes muy diferentes, la conexión fue inmediata. Elton John es un poco el satélite que va girando alrededor de Bernie. Es algo a lo que todos aspiramos, a tener un amigo que está ahí siempre por ti.
–¿Cuando cree que la vida del cantante empezó a derivar hacia una pendiente fuera de control?
–A mediados de la veintena su vida empezó sin duda a salirse de madre. Intenté identificarme con él, a pesar de que yo no soy un genio como él, pero también tengo mis inseguridades y neurosis. Me reconozco en él en cierta volatilidad emocional. Soy un tipo de persona que reacciono a veces de manera extrema y creo que él es bastante similar en ese sentido. Ha habido algunos momentos de su vida en que ha llegado casi al límite, aunque se conoce y sabe cuando debe parar o dar marcha atrás.
–La película parece que no oculta nada.
–Así es. Una parte importante de la misma era el proceso de rehabilitación de Elton John. Tiene que enfrentarse a todos los errores y malas elecciones que ha realizado hasta el momento y aprender a amarse de nuevo. Para él el uso de las drogas resultó absolutamente corrosivo en su vida y casi acaba costándole la salud. Esa parte de la historia creo que para mi fue lo más importante.
–Ha habido muchas comparaciones entre «Rocketman» y «Bohemian Rhapsody». ¿Se parecen tanto realmente o se trata de dos productos completamente diferentes?
–Nuestra película es un musical. Necesita a un actor que pueda cantar en el papel principal y para mí en un «biopic» eso no resulta necesario. No obstante, es absurdo que quieran enfrentarnos. Yo te diré que estoy tremendamente agradecido a que la gente nos compare. «Bohemian Rhapsody» se ha convertido en un fenómeno y un éxito mundial, y con razón porque se trata de una película de entretenimiento de primer nivel. Tengo la suerte de conocer a Rami (Malek) personalmente y es el hombre más simpático y brillante con que te puedes topar, y uno de los actores con más talento de nuestra generación.