Perera, Puerta Grande de poca memoria
A Urdiales le sacaron a saludar. Olía a Otoño cuando hizo el paseíllo todavía. Olía a toreo descomunal. Aquello que es capaz de hacer. Aquello que hizo, todo aquello que se le escapó de las yemas de las manos, como un regalo a las mil batallas perdidas en las ruindades de los despachos. Volvía Diego a Madrid, que ya es un poco suyo y Urdiales un todo de Madrid. Volvíamos todos al lugar de los hechos, con la grandeza de los recuerdos, que es lo que nos mantiene vivos y la capacidad para compartirlos. Читать дальше...