El marco de las 2.900 pesetas
Imaginemos a un tal señor Wickins. Sabemos que existió, pero poco más. Supongamos que ha pasado unas estupendas vacaciones en Madrid y se ha quedado prendado del Museo del Prado. Hablamos de 1909, por cierto. En una sala de la pinacoteca se ha topado con un cuadro de gran formato que parece ser harto famoso. Está a punto de preguntar un poco más acerca de él, pero se acuerda de las recomendaciones de su guía Baedeker, que aconseja «evitar los temas serios de conversación» en ese país de «maleducados» e «ignorantes». Читать дальше...