El Fandi, un trofeo en pleno resacón en Las Vegas
Era el día después y el resacón (artístico, se entiende) estaba a la altura del de Las Vegas. Ocurrieron tantas cosas, tantos matices, tantas corridas dentro de una corrida que podríamos estar hablando horas y todavía habría aventuras por descubrir. Lo de Aguado fue brutal y la puesta en escena de Roca y Morante, también. Pronto tuvimos que pasar página y fue con una mala jugada de la memoria, a la que nos abocó el primer toro y el apretón, al cuadrado, que le dio a Montoliú. Se salvó de milagro. Aquí su padre perdió la vida. Hubo un momento malo. Y ese fue espantoso. Antonio Ferrera estuvo medido después con un primero de manejables embestidas y poca transmisión. Sin ayuda hizo la faena de principio a fin en la verticalidad y buscando la templanza en todo momento. Serio y aplomado. Largo se fue con un deslucido cuarto con el que poco logró.
Un susto se llevó El Fandi nada más empezar al meterse por dentro y darle un pitonazo al siguiente el segundo. Era la trayectoria que llevaba el toro por el derecho, algo mejor por el izquierdo, pero sin grandeza. Cumplió y mató con prontitud. Se fue el toro detrás de la muleta cuando El Fandi comenzó de rodillas. Qué buen ejemplar. El granadino le cortó una oreja a fuerza de temple, pleno de relajación y entrega. Valió. El toro había sido muy bueno...