Ya son tres museos nacionales con colecciones históricas los que han asumido con impropio entusiasmo la nueva jerga anticolonial aplicada a la historia global de España. Museo de Antropología , Museo Thyssen y ahora el Museo de América. En muestras temporales se habla de genocidio, violaciones, piezas retenidas, algo que va mucho más allá de dar voz y contexto a la historia. Colón llegó a Abya Yala (concepto reinventado en 1975), no a América. Por supuesto, ni siglos de complejidad cultural constante, ni doscientos años de independencia, desvían el objetivo de hallar culpables a los mismos (europeos, capitalismo) de toda injusticia. Parece demasiado pedir que un museo nacional haga un planteamiento serio de los debates. El populismo de la izquierda reinventa el pasado a costa del rigor científico. Cuentan con el impulso del ministro Ernest Urtasun, portavoz de Sumar, formación que patrocina toda esa retórica e intoxica el museo de política. El populismo pueril no es una pieza digna de museo.