El retrato odiado por Churchill y condenado a la hoguera que resurge de sus cenizas
«No estamos de acuerdo en cuestiones de arte, pero seguiremos siendo buenos amigos». Estas fueron las palabras que Winston Churchill le espetó al reconocido pintor británico Graham Sutherland, mientras le daba la mano, cuando vio el retrato que este le hizo tras pasar meses juntos mientras lo pintaba. Y es que la historia del cuadro es interesante y también controvertida . En 1954, cuando Churchill cumplió 80 años , el Parlamento británico decidió honrarlo con un regalo especial: encargar un retrato oficial del primer ministro. El artista seleccionado fue Sutherland , que pasó meses trabajando en él, y cuando finalmente lo presentó, fue recibido con una mezcla de sorpresa y desagrado por parte no sólo de Churchill, sino de su esposa Clementine. Churchill, que prefería los retratos más tradicionales y halagadores, se sintió decepcionado por la representación que hizo Sutherland de él, y que lo mostraba como un hombre mayor, con una expresión melancólica y cansada , en lugar de la imagen vigorosa y enérgica que él prefería proyectar. Noticia Relacionada Stalin, Truman y Churchill estandar No Tensa negociación tras la IIGM: «No siento simpatía hacia la España de Franco» Israel Viana Los tres líderes más poderosos del mundo discutieron la situación de España y si era conveniente intervenir militarmente para derrocar a la nueva dictadura española La reacción de Churchill al retrato fue descrita como muy negativa. Según algunas versiones de la historia, incluso dijo que se sentía como si estuviera mirando «a un cadáver» . Aunque estas palabras pueden haber sido exageradas con el tiempo, la decepción del dirigente británico con el retrato fue bastante evidente e incluso dicen que la amistad entre él y el artista acabó después de aquello. Después de su presentación inicial, el retrato de Sutherland nunca llegó a colgarse en el Parlamento británico como se había planeado originalmente. Más tarde, se rumoreó que Clementine lo había destruido, aunque también se dijo que fue escondido por el secretario privado de Churchill y luego devuelto al artista. En la hoguera La realidad es que fue llevado a Chartwell , la casa del ex premier en Kent, y en 1978, la prensa local reveló que más de veinte años antes, Clementina lo destruyó con sus propias manos y los restos fueron quemados en una hoguera. Sutherland, al enterarse, calificó la decisión de lady Churchill de «vandalismo artístico sin precedentes en la Historia» y se dice que comentó sobre el incidente que sentía que no sólo se había destruido un retrato suyo, sino también un elemento importante de la historia del arte contemporáneo. Pero aquella imagen al parecer no murió del todo. Un estudio previo , que ha estado en manos privadas durante siete décadas, se expone ahora al público en la que fuera la vivienda del premier en Blenheim Palace , la mansión monumental en Woodstock, Oxfordshire, Inglaterra en la que nació y vivió hasta su juventud, y que él consideraba su hogar. El estudio será subastado el 6 de junio por Sotheby´s, que estima que su precio alcanzará una cifra entre las 500.000 y las 800.000 libras (unos 585.000 y 936.000 euros, respectivamente). El propio Sutherland fue quien conservó este trabajo y más tarde se lo regaló al marchante de arte y coleccionista Alfred Hecht. «No es un retrato formal, sino una representación íntima », explicó a la prensa André Zlattinger, jefe de arte moderno británico e irlandés de Sotheby's, y añadió que «Churchill está atrapado en un momento de pensamiento distraído.» La obra fue exhibida por última vez en público en 1982 y según Zlattinger, podría ir a parar a los Estados Unidos. «Sería encantador si se quedara en el Reino Unido, pero el interés real en Churchill está en América del Norte», detalló.