La relación más larga de Rubén (33) ha sido con las plantas. Habiendo comprobado de sobra que las mujeres no se le dan del todo bien, este jardinero mallorquín acudió este martes 28 de junio al restaurante del amor de
‘First Dates’
a probar suerte. En la criba de las cualidades que esa persona debe tener para entrar en su corazón, el comensal solo pidió que fluya bien la conversación. «Una relación hay que regalarla a diario, porque si no, se marchita», explicó.
Bastante más exigente se reconoció Regina (28), una rusa afincada en Valencia a la que le encanta la cultura española tanto como los españoles. Decidida a conocer a uno, visitó el programa de citas de Cuatro. Antes de encontrarse con Rubén, detallaba sin cortarse lo que le pide a su media naranja, para estupor de los espectadores. «Me importa mucho la condición económica. Tienen que ganar bien para vivir bien».
A pesar de que a priori su cita no cumplía con los requisitos, la buena impresión fue mutua. «Es guapo, amable, y con una bonita sonrisa», destacó ella.
Incompatibilidad de personalidades
Ya en la mesa, sin embargo, Rubén tuvo que poner todo el empeño en tirar de la velada llevando casi todo el peso de la conversación. Pero una vez compartidas aficiones, vidas, intereses y toda la ristra de temas clásicos a la hora de romper el hielo en una cita a ciegas, el jardinero determinó que la chica era demasiado paradita para su gusto. «Lo que menos me gusta de Regina es lo tranquila que se la ve. Yo soy una persona muy extrovertida, me gusta el cachondeo», confesó. «Fluir la conversación es complicado, le gusta tenerlo todo bajo control y no decir ninguna palabra más alta que la otra», incidió el soltero.
Rubén y Regina al finalizar la cita
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Cuatro
No obstante, el principal escollo para que la relación llegara a buen puerto lo sembró la rusa. Y es que no le hizo nada de gracia enterarse de que Rubén comparte signo del zodiaco con sus tres ex parejas. Así pues, a la hora de decidir si quería una segunda cita, lo tuvo claro. «No, somos personas diferentes. Además es Escorpio, me llevo mal con los Escorpio».
Anonadado por la excusa, el comensal le dio la razón en que son incompatibles en cuanto a forma de ser. Con lo cual, cada uno se fue por su lado.