La desesperación de Pedro por saber de sus hijos, a los que su exmujer se llevó a Rusia sin su consentimiento

Lleva una semana pegado al teléfono. Enviando mensajes que o no llegan o nunca son respondidos. Llamando a la Policía, al colegio, a compañeros de clase de los niños... Desde que el pasado lunes le llamaron del colegio para avisarle de que sus hijos, en plena recta final del curso, llevaban días sin asistir sin haber dado ninguna explicación, Pedro Llorente, miembro del Comité Regional del PSOE de Madrid, no ha dejado de intentar contactar con ellos. Lo único que sabe es que su exmujer, Elena, se los ha llevado a Rusia, de donde es originaria. «Es un estado continuo de tristeza y angustia. Aunque no me contestan, les sigo enviando mensajes diciéndoles que les queremos y les echamos mucho de menos», lamenta en conversación telefónica con ABC. Ya ha pasado más de una semana desde que mantuvo el último contacto con su hijo, Alexander, aunque todos le llaman Sacha, de casi 15 años. Desde entonces, sus conversaciones de Whatsapp se han llenado de tics azules sin respuestas. A su otra hija, María, de 13 años, los mensajes de texto ni le llegan. El pasado lunes, tras ser advertido por el colegio y no poder localizar ni a su exmujer ni a sus hijos, Llorente presentó una denuncia en la comisaría de Alcobendas, donde reside, por el 'secuestro' de sus hijos por su madre. Ese mismo día, tras ser advertida por la Policía, Elena se puso en contacto con él y le dijo que habían tenido que irse a Rusia porque sus padres habían tenido un accidente de tráfico. Esa explicación, sin embargo, no convence a Llorente. «A mí me huele raro. Si recibes una noticia de accidente de tráfico lo normal es llamar al padre de tus hijos y contárselo y pedirle que los cuide hasta que estés más libre», expone. Además, hay más hechos que le hacen dudar. Cuando el colegio se puso en contacto con el actual marido de Elena para preguntar por la ausencia de los menores, este les dijo que «ya llamaría ella», cuenta este padre. Compañeros de clase, sin embargo, sí que han podido intercambiar mensajes con Sacha, en los que este les decía que no sabía si volvería a España. Así lo muestran las capturas de pantalla de las conversaciones del pequeño con sus compañeros, que este periódico ha podido consultar y que Llorente ha presentado ante la Policía como prueba. Una historia que se repite Pero sus sospechas sobre que la versión de Elena es falsa aumentan cuando recuerda un episodio similar que vivió hace unos años. Cuando se separaron, relata este padre, su exmujer se fue con sus hijos a Rusia «para darse un tiempo». Sin embargo, una vez ahí, se puso en contacto con él para comunicarle que no iban a volver. Llorente viajó entonces al país para intentar que regresaran a España, y aunque su expareja no le impidió que mantuviera contacto con sus hijos, no consiguió que volvieran. Tiempo más tarde, su exmujer conoció a un español y se casó con él, de manera que tanto ella como sus hijos se volvieron a instalar en España, expone Llorente. «Pegué botes de alegría porque iban a vivir en Madrid», recuerda. Desde ese momento, y mediante el convenio de divorcio, establecieron que la custodia de los menores sería para Elena y Pedro podría estar con ellos los miércoles y fines de semana alternos. En verano, el acuerdo contempla que el mes de julio los niños estarán con la madre y en agosto con el padre. Y este punto es por el que este hombre cree que su expareja se ha llevaso a sus hijos. «Hace un tiempo, me llamó y me dijo que se quería ir a Rusia con los niños del 7 al 18 de julio. Yo ya tenía contratadas las vacaciones y no podía cambiarlas y le dije que no», afirma Llorente. A partir de ahí, intercambiaron varios mensajes, pero no se pusieron de acuerdo en las fechas. «Yo creo que todo es una estratagema para pasar el verano en Rusia y romper el convenio, sabiendo que va a llegar a España y no le va a pasar nada», lamenta. Hasta ahora, asegura, no había habido ningún tipo de denuncias entre ellos. Pero tras la angustia que asegura estar viviendo estos días, ha tomado la decisión de solicitar la custodia de los pequeños para que este situación no vuelva a ocurrir.