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El esquí de competición es quizás, uno de los deportes más duros. Prácticamente cualquier corredor de Copa del Mundo acabará con alguna lesión por accidente en algún momento de su carrera. Esto se une a los entrenamientos y competiciones a temperaturas gélidas casi todo el invierno, y las pocas posibilidades de disfrutar del verano al tener que ir persiguiendo la nieve por los dos hemisferios para poder hacer sus stages.
Por eso, no es extraño que muchos cuelguen las botas al poco de pasar los 30 años. Y es que a todo lo citado anteriormente, se une que la recompensa económica tampoco es para tirar cohetes. Cuando algún corredor o corredora de Copa del Mundo decide ir aplazando su 'jubilación', ya solo eso es motivo de un buen aplauso.
El esquiador francés Johan Clarey es uno de los que ...'