“Uno no sabe qué paciente va a sobrevivir y cuál no, pero quiere salvar a todos”
Carlos Javier García Varela despertó una mañana de marzo con el cuerpo cortado. Después de un turno de 24 horas encima de una ambulancia destinada a atender a embarazadas y neonatos de toda Matanzas, resultaba difícil discernir si era el síntoma de alguna infección o solo puro cansancio. Por ello, no le dijo nada a su mujer, la que estaba a punto de dar a luz.