La Iglesia alemana coquetea con el cisma
Holger Allmenroeder tiene 58 años y desde 2004 atiende las parroquias de Santa María y Santa Margareta en Seligenstadt, un pequeño pueblo cerca de Frankfurt. Tanto él como sus superiores eran conscientes de su homosexualidad cuando se ordenó sacerdote en el 2000, en Maguncia, una condición de la que todos sus parroquianos están también al tanto. A menudo celebra la Eucaristía vestido con una casulla blanca sobre la que despliega una estola con los colores del arco iris y es uno de los más de cien sacerdotes que este mes han bendecido parejas homosexuales en Alemania, después de que la Congregación para la Doctrina de la Fe hubiese certificado desde el Vaticano que «la Iglesia no puede bendecir el pecado».... Ver Más