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Los ministros de Defensa de la OTAN no han podido confirmar si será posible cumplir con el compromiso de retirar todas las tropas aliadas de Afganistán el 1 de mayo, a causa del aumento de la violencia en el país. Al término de dos jornadas de reuniones virtuales, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha insistido en que la mejor solución «es redinamizar las conversaciones de paz» entre el Gobierno afgano y los talibanes «para que todos los actores puedan ponerse de acuerdo y encontrar una plataforma que sea la base de una paz durable. La dificultad es que estamos en una situación en la que tenemos el plazo del 1 de mayo que se aproxima, las negociaciones son frágiles y no avanzan y estamos preocupados por el nivel creciente de violencia. Y por eso no hemos tomado una decisión final, ya que creemos que aún hay tiempo para encontrar un acuerdo antes del 1 de mayo».
La salida de todas las tropas aliadas el 1 de mayo fue un compromiso alcanzado en Doha el año pasado en las negociaciones entre los talibanes y Estados Unidos después de 17 años de presencia militar occidental en aquel país. Sin embargo, en ese mismo pacto, los insurgentes talibanes se comprometían a llegar a un arreglo con las autoridades afganas, a detener sus atentados terroristas y a dejar de apoyar a Al Qaida. Por ahora, las negociaciones están estancadas y la violencia no ha dejado de aumentar. Es más, este año la habitual ofensiva de primavera se ha adelantado y antes de la llegada del buen tiempo han empezado los ataques. El general norteamericano Scott Miller, jefe de las tropas aliadas en Afganistán, ha declarado esta semana que en estos momentos «la violencia de los talibanes es mucho mayor que otros años, lo que no apoya las condiciones para avanzar en lo que se espera sea un punto de inflexión histórico para Afganistán».
Stoltemberg ha asegurado que el nuevo secretario de Defensa norteamericano se ha comprometido a no actuar unilateralmente y a concertar con el resto de aliados la retirada de los 10.000 soldados que quedan sobre el terreno, la mayoría aliados europeos o de un país asociado como Georgia.
«Nadie pretende decir que esto será fácil», ha dicho el secretario general. «Se trata de un dilema muy complicada porque si nos quedamos más allá del 1 de mayo corremos el riesgo de un aumento de los ataques a nuestras tropas, pero si nos vamos sin condiciones entonces lo que puede pasar es que todos los avances de estos años se pierdan y que Afganistán vuelva a ser un refugio de terroristas».