Da Vinci, el ecologista visionario
Antes que Greenpeace y mucho antes que la joven Greta Thunberg, Leonardo da Vinci estaba convencido de que la inteligencia de la naturaleza es superior a la del hombre e intuyó que la sabiduría reside en respetarla y aprender de ella. Si saliera del sepulcro donde reposa, en el Castillo Real de Amboise, le dolería ver a una tortuga marina ahogada por un plástico o cómo la contaminación causa cada año 800.000 muertes prematuras en Europa. Porque Leonardo comprendía la naturaleza como una red de elementos interconectados y en constante movimiento en la que el hombre es una pieza más.
Se anticipó medio siglo al debate de la Cumbre de Acción Climática de la ONU: la relación entre el ser humano y la naturaleza. Quizá, si se hubiera prestado más atención a esta parte de su obra que a «La Gioconda», el hombre habría interpretado antes que su actuación puede precipitar un cambio climático. Leonardo no estudiaba un fenómeno de manera aislada. Para comprenderlo, lo relacionaba con otro. Y así descubrió cosas como que los anillos del tronco de un árbol hablan de su edad, de si un verano ha sido seco o ha llovido a cántaros. O que las hojas de los árboles no brotan donde les place, sino que hay unas reglas que rigen su disposición, a la que llamó «filotaxis».
Era un gran observador. Y para intentar comprender aquello que estaba mirando lo dibujaba con tal precisión, que algunas de sus ilustraciones de flores y plantas logran transmitir el movimiento de las hojas. En la Florencia del siglo XV, había tradición de pintar flores y estudiar los herbolarios medievales. Pero pese a que Leonardo dejó muchas ilustraciones, apenas se conoce su trabajo como botánico. El físico austríaco Frijof Capra se fijó en esta faceta del genio toscano y tras diez años investigando su obra, le ha hecho justicia con el libro «Leonardo e la Botanica», que edita Aboca.
Ciencia y arte
Ahora, coincidiendo con el 500 aniversario de su muerte, Aboca ha convertido el libro en una exposición que, hasta el 15 de diciembre, quiere dar a conocer la obra más científica de Leonardo. Lo ha hecho de la mano del Ayuntamiento de Florencia, que ha tirado la casa por la ventana para recordar al pintor, ingeniero y anatomista, por citar algunas de las disciplinas en las que brilló. Para la exposición «La Botanica di Leonardo», comisariada por Capra, el fundador y presidente de Aboca, Valentino Mercati, y el neurobiólogo Stefano Mancuso, autor de «El increíble viaje de las plantas», se ha elegido Santa Maria Novella. «Concebía el arte y la ciencia como una unión indisoluble», cuenta Mancuso. Estos dibujos reflejan sus teorías y experimentos que muestran la influencia de la luz y la gravedad en las plantas. La muestra descubre el pensamiento de Leonardo antes de que se hablara de ecología.