Derrota y vergüenza en Granada
Messi en el banquillo, también Ansu Fati, el Barça insípido, lento, sin jugar a nada reconocible. El Granada se puso a administrar la noche pero sin tener que esforzarse demasiado, porque los azulgrana practicaban un fútbol muy parecido a la cara de su entrenador, que ayer en la banda tenía una expresión facial particularmente amarga, como si le hubiera sentado fatal todo lo que había comido desde el martes.
A Suárez le metieron el dedo en el ojo y el árbitro Guillermo Cuadra Fernández no le tomó en serio, y animó al Granada a continuar jugando mientras el uruguayo estaba tendido en el suelo. Fue algo raro, incluso para los locales. Que te metan el dedo en el ojo es realmente muy desagradable. Luego Cuadra Fernández le mostró la amarilla a Suárez por una sobreactuación de Azeez, y dio la sensación de que perdía el control del partido. Partido tosco, rudo, vulgar. Todo lo contrario de Nobu. Entró una chica rubia, de sedoso vestido como caído, y fue admirada como si Messi de una genialidad nos hubiera ganado una Champions. Crecía en Barcelona lo que decaía en Granada.
Buen partido de Puertas, que creó el gol que concretó Azeez y era el protagonista de todas las acciones de su equipo que pudieran tener algún tipo de interés. Júnior Firpo hacía pensar en cada una de sus intervenciones en la cantidad de comisiones que deben de hacer falta para que alguien se atreva a plantear un fichaje así para el Barça. El Granada marcaba el ritmo del partido, se tomaba su tiempo en cada jugada a balón parado -tiempo para perder, tiempo para descansar- y controlaba a un Barça chato y gris sin sufrir, sin que nada hiciera pensar en el empate. Griezmann estaba envuelto en su frecuente invisibilidad. Carles Pérez lo intentaba todo y en todo naufragaba.
Parecía el Barça de Pamplona y el de San Mamés, sin luz, sin tensión, sin esperanza, perdiendo más balones que los palestinos oportunidades. Jugaba por inercia, sin ni prisa para servir los córners a pesar de ir perdiendo.
Júnior Firpo y Carles Pérez dejaron paso a Ansu Fati y a Messi y la pregunta es por qué no fue así desde el inicio. El Barça puso una marcha más, el Granada ya no podía controlarlo y recurrió a una violencia francamente cutre, de navaja y esquina de barriada. Cuadra Fernández no estaba a la altura, no era capaz de imponer un criterio claro, era permisivo con una violencia intolerable y le perdonó la segunda amarilla a Soldado. Ansu Fati entró al abordaje y enchufó al equipo a la electricidad. Muy bien el chaval. Messi daba profundidad. Soldado continuaba coqueteando con la expulsión, hasta que fue sustituido con acierto y prudencia. El Granada perdía todo el tiempo que podía y el Barcelona tampoco es que transmitiera nada personalmente exaltante. Arturo Vidal entró por Rakitic y provocó un estupidísimo penalti por mano. Merecido 2 a 0, por la inanidad general del Barça, por la capacidad de resistencia del Granada y por lo tonto y bruto que llega a ser Arturo Vidal. Ansu Fati, ni siquiera Messi, era el único jugador que estaba vivo del Barça.
Dio lástima ayer mi equipo. Yo estaba en Nobu y me dio igual, pero lo de ayer fue una vergüenza difícil de olvidar.