Sophia Loren vuelve a un set de rodaje dirigida por su hijo

«Me invitaba a comer e iniciamos nuestro amor riendo, porque yo intentaba comer un bistec con una cuchara». Así, con sencillez y unas risas, Sophia Loren (Roma, 1934) contó recientemente a Raffaela Carrá en la Rai que no sabía hacer nada y todo se lo enseñó, incluso el comer, su gran amor, Carlo Ponti, fallecido en 2007. Tenía solamente 16 años cuando su mirada se cruzó por primera vez con la del productor, que tenía 37. Es una anécdota que sirve para comprender mejor la personalidad de un mito erótico del cine europeo y siempre en el imaginario del pueblo italiano. Ahora, Sophia Loren, que vivió una infancia marcada por la pobreza y el hambre en Pozzuoli (Nápoles), a sus 84 años vuelve a un set de rodaje para interpretar a una anciana que cuida a los hijos no deseados de las prostitutas. La diva por excelencia del cine italiano llegó a Bari, la capital de la región de Apulia, al sur de Italia, y el rodaje paralizó la ciudad. La dirige su hijo Edoardo Ponti (46 años) y frente al plató, con un cordón policial, fotógrafos y admiradores esperan horas para ver algún detalle de su interpretación de «La vida por delante» (1975), título de la novela de Romain Gary. Cuenta la historia de Madame Rosa, una anciana judía superviviente de Auschwitz que cuidaba a hijos de prostitutas en el barrio popular parisino de Bellevile. Con este éxito literario, llevado al cine, al teatro y a la televisión, Moshé Mizrahi ganó el Oscar a la mejor película extranjera en 1978, con Simone Signoret de protagonista. En el filme, con una mirada de ternura y complicidad hacia los diferentes y marginados, Loren se siente cercana por solidaridad con ese mundo. «Mi papel es el de una mujer fuerte que se ocupa de los hijos de otras, que sabe dar amor como el de una madre. Trabajamos con tanta dedicación para restituir la fuerza y la dulzura...». Ella tiene siempre presentes los años difíciles de su juventud y lleva en el corazón a las personas que le ayudaron para pasar luego a la fama y al éxito, en cuya cumbre se ha mantenido durante décadas. «Debo estar agradecida a mi marido y De Sica. Comencé de la nada. Mi madre era una pobre señora, nos moríamos de hambre y nos fuimos a Roma. Sin personas que crean en ti no vas a ninguna parte. Encontré a Carlo Ponti, mi futuro marido. Y me hizo conocer a De Sica. Lo llevo en el corazón», manifestó la actriz a «La Repubblica» en un descanso del rodaje. Sin remordimientos En Bari va a continuar unos días más el rodaje, en el que también actúa Abril Zamora. «Percibo el afecto que me dan y se lo agradezco. Lo necesito», afirma la actriz. Con dos Oscar, cinco Globos de Oro, un León de Oro y diez David de Donatello, acepta su edad con serenidad y no se arrepiente de nada: «No quiero estar dándole vueltas pensando que he perdido algo. Me he sentido realizada en el trabajo y en el amor. Hay que aceptar los años: te casas, tienes hijos y vives diversos amores. Disfruto a mis cuatro nietos, que quieren mucho a su abuela». Loren interpreta en Bari un capítulo más de una vida de película. Una carrera inigualable.