Los delitos más graves caen en Sevilla, pero crece la sensación de inseguridad entre los vecinos

Los periodistas de sucesos no recordarán este 2018 como un año especialmente complicado por la sucesión de noticias luctuosas en la provincia de Sevilla. Esa primera impresión a vuela pluma y basada en la experiencia profesional, la ratifica la estadística oficial del Ministerio del Interior, que ya apuntaba desde el cierre del mes de septiembre a un descenso en el número de los homicidios dolosos y de los asesinatos, tanto consumados como en grado de tentativa. A falta de la publicación oficial de la estadística, la provincia cerró ese capítulo con diez crímenes, frente a los catorce que se registraron el año pasado. Especialmente significativa ha sido la reducción en la capital, donde constan dos episodios frente a los seis del ejercicio anterior. A pesar de que el delito que desata más reacción contraria en la opinión pública experimentó un retroceso estadístico, esto no impidió que creciera la sensación de inseguridad entre los ciudadanos. Varios factores influyeron en ello: el aumento de los robos violentos en comercios en algunas localidades, que además dejaron un balance especialmente trágico en Carmona con dos comerciantes muertos en un corto periodo de tiempo, apenas tres meses. La constante acción de los conocidos aluniceros, cuyos golpes son muy aparatosos y dejan cuantiosos daños a sus sufridas víctimas y el problema de los delincuentes reincidentes que generan un importante rechazo social. Esa sensación de inseguridad ciudadana derivó en movilizaciones vecinales. La más numerosa y que aglutinó más representación social fue la que se organizó en verano en Carmona. La asociación local de comerciantes convocó a los vecinos para que se echaran a la calle. Aquel 20 de agosto las barajas de los negocios no se levantaron en todo el día en señal de protesta mientras que miles de personas recorrían las calles del Casco Antiguo carmonense. Asesinado por una litrona Los asesinatos de un tendero chino y de un joyero muy conocido de la localidad habían dinamitado la tranquilidad de un municipio poco acostumbrado a los sobresaltos. Los manifestantes clamaron por más seguridad en sus calles pero también por leyes más severas. Una de las víctimas, el comerciante Jian Lin Wan, había sido asesinado en su tienda por un delincuente reincidente que acaba de salir de prisión. El agresor le atacó con un arma blanca porque le reclamó que pagara una litrona que se llevaba del establecimiento. La Guardia Civil cerró policialmente ese caso a las pocas horas con la detención del delincuente. Sin embargo, los investigadores de la Benemérita siguen sin dar carpetazo al asesinato del joyero Paco Cintado, a quien le asaltaron en su negocio a unas cuantas horas de que se marchara de vacaciones. Desde un primer momento las sospechas se centraron en una banda de delincuentes extranjeros que huyó de la provincia. Pero aún no han podido darle caza. Un padre decidió tomarse la justicia por su mano y le dio una paliza a un delincuente conocido al que acusaba de haber apuñalado a su hijo. Fue detenido por la Policía No hubo muertes que desataran la movilización, pero en la capital también hubo vecinos que decidieron manifestarse para denunciar que la seguridad está muy tocada en sus calles. Así ocurrió en Pino Montano en septiembre, donde la mecha se encendió a raíz del atraco que sufrió un adolescente en la calle a manos de un grupo conocido de delincuentes que residen en el asentamiento chabolista de El Vacie. Los vecinos de Pino Montano señalan este punto como el foco de los problemas con los que conviven a diario como robos, asaltos y daños en vehículos. La presión vecinal fue importante hasta el punto de que el Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno acordaron unir fuerzas y llevar a cabo controles disuasorios. Además se hicieron algunas redadas en El Vacie. Medidas que en muchos casos son más cosméticas que efectivas como evidencian las consecuencias ya casi crónicas que acarrean barrios comidos por la marginalidad como las Tres Mil Viviendas, donde los cuerpos policiales no consiguen erradicar delitos como el tráfico de drogas o los robos. El peligro de las redes sociales Ese clima de inseguridad que se respiraba en Pino Montano también fue fomentado artificialmente a través de las redes sociales. La Policía Local denunció una serie de perfiles falsos que repetían mensajes que incitaban al odio y que jaleaban al ciudadano para que se tomara la justicia por su mano. Y ese ambiente de crispación acabó contagiando al padre del adolescente que había sido atracado a punta de navaja y que acabó detenido por agredir a un conocido delincuente de El Vacie. Al parecer, lo acusaba de haber participado en el apuñalamiento de su hijo, pero según la Policía se equivocó de persona. Lo ocurrido en Pino Montano tuvo su réplica en los Bermejales, donde hace unas semanas los vecinos se movilizaban para protestar por el aumento de los robos en los negocios de una zona donde ha aumentado en los últimos años la actividad comercial. Fuentes policiales admitían a ABC que detrás de muchos de estos asaltos están los mismos delincuentes, que no temen a las repercusiones legales de sus actos porque suelen quedar en libertad tras cada detención. Una amiga de la joven asesinada en Los Pajaritos tras enterarse del crimen - Raúl Doblado Lo que nos deja 2018 Violencia machista: La violencia machista dejó este año una mujer asesinada en el barrio de Los Pajaritos y dos menores huérfanos. La víctima se llamaba Fátima y fue asesinada por una expareja en el rellano de la escalera del bloque donde ambos residían. La mujer, de origen saharaui, había denunciado a su asesino pero no quiso seguir adelante con el procedimiento judicial. Sin embargo, Enrique fue finalmente juzgado aunque lo absolvieron por falta de pruebas. Violencia familiar: La violencia que se ejerce en el ámbito familiar también tuvo un trágico episodio en Alcalá de Guadaíra donde un hijo mató a su madre porque le recriminó que llegara tarde a casa tras una noche de fiesta. Henry, de 19 años y aficionado al boxeo, mató a golpes a su progenitora en un caso que aún cuesta trabajo entender, ya que no había antecedentes que hicieran presagiar lo ocurrido. El expapa preso: La basílica de El Palmar de Troya y la congregación que vive detrás de sus altos muros volvieron a ser noticia este 2018 después de que su último papa, Gregorio XVIII, protagonizara un asalto de película con su mujer, quien también había pertenecido a la iglesia palmariana. Los dos, vestidos de negro y con las caras cubiertas por caretas, accedieron a hurtadillas al recinto religioso para robar. Sin embargo fueron sorprendidos por un sacerdote y el asalto acabó en una reyerta con arma blanca. Gregorio XVIII, que había apostatado porque aseguraba que había perdido la fe, quiso recuperar algunos objetos que habían pertenecido a su ajuar como máximo pontífice de la secta. Ginés Hernández se encuentra en prisión preventiva a la espera de juicio. Ajustes de cuentas: Dos hombres acabaron muertos este año por ajustes de cuentas derivados de negocios turbios. La primera víctima se registró en Cantillana, en un suceso del que apenas han trascendido datos y del que la Benemérita guarda silencio sobre la investigación. Se trataba de un hombre de 56 años, que fue apuñalado en su vivienda. Era consumidor habitual de drogas y desde un primer momento el Instituto Armado ha manejado un ajuste de cuentas como la principal hipótesis. Es otro de los casos que se quedan sin resolver en este 2018. En Écija moría tiroteado un conocido vecino apodado El Pelúo, ligado al negocio del tabaco de contrabando. El autor de los disparos es el hijo de un matrimonio al que fue a visitar el Pelúo para reclamarles dinero. El joven, al ver cómo agredían a sus padres, disparó contra la víctima y un hermano que le acompañaba.