Valoración de ABCPlay
El problema es lo poco que se parece su protagonista a la Salander que habíamos conocido originalmente bajo los rasgos de Noomi Rapace
Antonio Weinrichter
La saga literaria de Stieg Larsson y su antiheroína Lisbeth Salander ha dado lugar a una trilogía cinematográfica y luego una mini-serie de televisión que expandía hasta nueve horas los tres largometrajes, todo ello en su Escandinavia natal, así como un lujoso «remake» hollywoodense firmado por David Fincher, nada menos, que no debía tener nada mejor que hacer. Desde luego no es la película por la que se le recordará, aunque el que sí se la sabe de memoria es el director Fede Álvarez: famoso por una gema de cine de terror llamada «No respires», aquí consigue una impresión mucho más fugaz y trivial en nuestras retinas pese a contar con un presupuesto mucho mayor y una «marca» tan reconocible como la de esta franquicia «millennial».
El problema es lo poco que se parece su protagonista a la Salander que habíamos conocido originalmente bajo los rasgos (y el estupendo apellido, que ni pintado) de Noomi Rapace. No es que Claire Foy lo haga mal, ni mucho menos, es que lo que vemos aquí se aparta del modelo cuyo legado reclama para convertirse en una especie de superespía femenina; y para eso, uno prefiere ver a rubias como Charlize Theron o incluso (aunque resultaba más aburrida) Jennifer Lawrence. El argumento además, ya que estamos hablando de espías de fórmula, es más típico de los «Bond» malos que de los Connerys o Craigs. Al principio, nuestra (presunta) Salander ejerce de vengadora feminista, lo que congenia con el aire de los tiempos, pero enseguida aparecen armas capaces de destruir el mundo y un archivillano de diseño que encima resucita un trauma de infancia de la heroína y que es el único intento, de chafardera ejecución, de recuperar algo de su lado oscuro y rugoso.
Dirección: Fede Álvarez. Con: Claire Foy, Sverrir Gudnason...