Tras el empate ante la Atalanta y la injusta derrota en Mánchester, el Villarreal revivió la Champions League con una victoria balsámica ante el Young Boys. A pesar de la hierba sintética del estadio Wankdorf de Berna y su ruidosa hinchada, los de Emery encauzaron el encuentro en los primeros quince minutos del encuentro con sendos cabezazos de Yeremy Pino y Gerard Moreno, mostrando una eficacia inédita hasta ayer en esta competición. Sin embargo, El 0-2 tempranero no evitó sufrimientos al Villarreal, que vio como el conjunto suizo generó multitud de ocasiones en un encuentro que desde el pitido inicial gozó de la inestabilidad típica de un partido de ida y vuelta europeo.
El Villarreal llegaba injustamente contra las cuerdas a Berna. Había hecho un fútbol excelso en esta Liga de Campeones, pero la fortuna y su falta de atino en la meta contraria le habían apeado de al menos una victoria. Hasta esta noche, cuando el conjunto de Unai Emery certificó su dominio en el campo contrario con dos goles en sus dos primeras oportunidades. El camino lo abrió uno de los hombres del momento, Yeremy Pino. El canario aprovechó un gran centro de Pedraza que, tras un bote propio de los campos de césped artificial, botó en demasía, superó a los dos centrales y el adolescente solo tuvo que poner su testa para adelantar a los suyos precisamente en el día de su 19 cumpleaños. El gol llegó muy pronto, cuando la afición, aún en otros menesteres, no apretaba. Poco después, en el minuto 16, Gerard Moreno asestaba el segundo golpe. El catalán, que ya había marcado ante Osasuna en su regreso al equipo tras superar una incómoda lesión, siempre aparece en las grandes citas; y como en la final de Gdansk, aprovechó un servicio perfecto de Parejo para duplicar la ventaja de los castellonenses.
En cambio, pese a lo comodidad que reflejaba el resultado, el campeón de la Europa League contempló como un Young Boys herido comenzó a asediar a su tímida defensa tras el tanto de Moreno. Así, gracias a dos ocasiones de Ulisses García y Fassnacht (el mejor de los locales) que inexplicablemente no acabaron en gol, la hinchada del Wankdorf entró en calor. El Villarreal perdió el control en el medio del campo y el partido viró hacía un peligroso correcalles, donde el palo (un violento disparo de Aebischer), una mano salvadora de Von Ballmoos en un mano a mano frente a Danjunma y el desacierto de Elia y Moumi Ngamaleu propiciaron que el partido llegara cero a dos al fin del primer tiempo.
El descanso no apaciguó los ánimos de los locales. Es más, comenzaron a afinar sus disparos hacia el interior de los tres palos. En tal tesitura surgió un hombre: Gerónimo Rulli, que con un repertorio sublime de paradas a bocajarro mantuvo la ventaja de su equipo. El Villarreal no conseguía recuperar la pelota, pero sí hacía daño a espaldas de una defensa suiza asentada en la línea del mediocampo, obligada por la urgencia del resultado. El tridente, formado por Pino, Danjuma y Gerard, corrió al contragolpe con desacierto, y solo Pedraza tuvo el 0-3 en sus botas, pero el larguero se cruzó en su camino.
El tiempo pasó y la defensa visitante no pudo aguantar más: Elia aprovechó un pelotazo, superó con suficiencia a Pau y Albiol, levantó la cabeza y batió por bajo a Rulli en el mano mano en el minuto 77. Pero era demasiado tarde: con el Young Boys volcado sobre la portería española, Alberto Moreno aprovechó un rechazo de Danjuma para firmar el 1-3. Ya en el descuento, Chukwueze puso el 1-4 en el marcador para firmar una goleada demasiado abultada para lo visto en el verde. Finalmente, tres puntos de oro para reenganchar al Villarreal a la Champions.