Campazzo llegó al rescate
El Herbalife Gran Canaria se despidió de la Euroliga el viernes, cerraba el curso de su debut con 8 victorias y 22 derrotas y tres entrenadores diferentes, mientras que el Madrid había conocido horas antes a su rival en cuartos, el Panathinaikos. Calathes y compañía vendrán de visita en diez días. Hay vida más allá de la Euroliga, pero los blancos no están en ella. El duelo de cuartos lo marca todo y más con la primera plaza de la Liga inalcanzable, bien custodiada por el Barça. Les va a costar centrarse en la ACB hasta que acaba la batalla europea. Todo lo que ocurre en la pista en duelos como el de este domingo se interpreta en clave continental.
Lo mejor para el Real fue ver a Campazzo en la segunda parte con el traje de rescatador. Anotó 10 de sus 18 puntos en el último cuarto, 14 en un segundo periodo que disputó íntegro (en total, 33:15 en pista). Lidió con Hannah en un bonito duelo entre bases eléctricos y peleones, ayudó a cambiar el ritmo en defensa y resolvió la victoria con un robo y dos tiros libres. Desde la personal lo embocó todo: 12 de 12.
Su aportación y la de Causeur, que salió de nuevas tras el descanso y tampoco volvió a sentarse, merecieron los aplausos de Laso. También Tavares. Lo negativo, la falta de acierto en ataque y que Rudy pidió el cambio con molestias en la espalda. “Es solo un golpe”, tranquilizaba su entrenador.
El Granca, por su parte, sigue su camino, en la misma Liga aunque en otras batallas y con el agua todavía al cuello, pero menos asfixiado y exigido sin el peso de la competición continental que le ha hundido en la arena. No le bastó la vistosa actuación de Hannah y la energía catalizadora de Wiley. El descontrol del tercer cuarto (seis pérdidas entonces) le dejó sin ventaja y su desacierto en el tiro le impidió reponerse: 30 de 62, 5 de 18 de tres.
Prepelic sufrió como base
Al menos, el desenlace tuvo su aquel tras unos minutos de un baloncesto algo más atractivo, con más alternativas y pasión. Porque la primera parte fue fea, difícil de celebrar. Naufragaba el Madrid en ataque, le empujaba al fondo el Granca, que hacía su trabajo en plena huida por alejarse del descenso. Un partido sin ritmo, en media cancha y con el pequeñín Hannah desafiando a Tavares con sus bandejitas elevadas. También lo hacía Wiley desde cinco metros. El Real dominaba el rebote y dejaba a Eriksson sin triples (3 de 9 los locales), el problema principal es que no veía aro: 0 de 9 de tres al paso por vestuarios. A Prepelic se le veía flojo como base y sufría en defensa, apenas Tavares veía aro de salida y luego Carroll con su actividad y energía, en segundas acciones pese a fallar desde la larga distancia. El asidero visitante eran los tiros libres. Por ahí sumó 9 de sus justitos 27 puntos en los dos primeros cuartos (14 y 13).
El Madrid fraguó la victoria en el tercer cuarto. Defensa que le permitió recuperar balones y correr, ni siquiera la tercera falta de Tavares tras una técnica le frenó. De diez abajo (35-25) a cerrar ese tercer periodo arriba (49-51). No ayudó a crear afición que el partido avanzara a tirones, entre tanto parón por el Instant Replay. Rudy y Thompkins enlazaban aciertos y el Granca contestaba con los mates de Wiley. Un triple con carambola de Vene le daba la última ventaja: 63-61 y Campazzo soltó el látigo, en apenas un minuto ocho puntos seguidos, incluido un 2+1 y cinco tiros libres más, uno de la técnica a Hannah por quejarse de una personal. Y ya como broche y con 69-73, añadió el robo definitivo. De nuevo el mejor Campazzo con Calathes a la vuelta de la esquina y en ausencia de Llull. El Madrid lo necesitaba.