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La semana pasada decía que aprender a esquiar podría verse como una alegoría del equilibrio -difícil- en cualquier actividad cotidiana. Como pasa haciendo curvas, las cosas no suelen salir como esperas aunque, a veces, con suerte, con arte o con ambas cosas, salen incluso mejor. En los comentarios, respondía a un agudo lector que se nos olvida, pero que, según tu nivel, el medio en que esquiamos puede ser realmente hostil. Por eso suelo usar términos como brutal y feroz. Porque un principiante, o un experto metido en un berenjenal, lo ve ciertamente así en según qué momentos.
Por eso hoy voy a contar una anécdota relacionada con ambas cosas, juas, juas. Cuando vivía en Austria, en puntas de temporada alta, solíamos hacer refuerzos en estaciones de esquí que no eran la nuestra. Una vez me ...'