MC y su liderazgo

Desde la repentina renuncia a la candidatura de Ismael del Toro para reelegirse en Guadalajara por Movimiento Ciudadano, se ha levantado una ola de versiones entre las que se ha hecho suponer hasta arreglos cupulares extraños, rendición del régimen alfarista a las pretensiones del gobierno federal y, también, una eventual renuncia de Enrique Alfaro a su liderazgo que cedería en tal condición a Pablo Lemus, quien asume ya un protagonismo natural por su postulación a la presidencia del municipio tapatío. Hasta cierto punto no ha sido sencillo entender que Del Toro tuvo sin duda motivos que van más allá de lo meramente político y que esto llevó a los emecistas a cambiar de caballo a mitad del río y muy cerca del cierre de los registros. Pero así se hizo y una especie de “plan B”, se aplicó con una figura que, de suyo, personifica por ahora las perspectivas más amplias para llevar a buen puerto a los naranjas ante una contienda que por muchas razones se encuentra bajo presiones inéditas y hasta asedio por parte del mandatario nacional y de su partido.

Sin embargo, poco a poco las especulaciones han empezado a ceder por el hecho simple de que seguramente este proceso que se antojó un tanto precipitado, en realidad corresponde a una estrategia en la que a fin de cuentas se pretende precisamente lo contrario a lo que muchos piensan: es decir, consolidar la posición de líder del actual gobernador del estado quien habrá de transitar la última parte de su gestión dentro de circunstancias distintas a las más favorables todavía vigentes y que requerirá de un equipo políticamente sólido y muy leal para salir adelante. Es mejor no hacer apuestas sobre cómo quedarán las cosas en Jalisco después del 6 de junio, pero, a juzgar por varios indicadores, tampoco será de extrañar que uno o dos municipios metropolitanos pasen a colores diferentes y que también se tengan que ceder algunas curules de oposición adicionales a las actuales.

Dadas las circunstancias, Movimiento Ciudadano tendrá una difícil prueba electoral, aunque, por otro lado, los embates más severos que provendrán de los candidatos morenistas, no se observan con sentido uniforme y hasta puede apreciarse cierta discordancia ya que, salvo la figura paternalista presidencial, no cuentan con un liderazgo único sino hasta en una palpable disputa entre los prospectos a Guadalajara y Zapopan. En cambio, la puesta en juego y con Pablo Lemus a la cabeza, de manera visible hay acción coordinada con sus compañeros emecistas en los municipios aledaños y con los aspirantes a diputados, lo cual solamente tiene una interpretación en el hecho de que los naranjas aún siguen a su dirigente máximo, el gobernador, quien con la discreción del caso (y no en forma tan burda como se hace cada mañana en Palacio Nacional), está consciente de lo que enfrenta y por ello marca la pauta para que sus correligionarios se mantengan unidos.

Lo que es más, todo hace pensar en que los sectores ciudadanos y hasta algunos grupos políticos alternos, se muestran aquí a favor de que el régimen de Alfaro prevalezca por sobre los impactos que indudablemente buscarían los contrincantes morenistas si llegaran a ganar algunas de las posiciones importantes en la entidad. De hecho, el gobernador ha echado mano de su liderazgo ya en otras ocasiones de manera tal que demuestra su capacidad de unificar criterios y voluntades lo mismo entre empresarios que trabajadores, intelectuales, políticos, etcétera, quienes sí cierran filas por una causa común en Jalisco. Lo hizo como se recordará casi al inicio de su gestión en la defensa de la soberanía del estado y lo ha demostrado en no pocas ocasiones, aunque con su peculiar estilo que lo caracteriza (que no gusta a muchos y ha generado quejas, inconformidades y críticas), como pasó en el manejo de la pandemia, la lucha por un manejo más equitativo de los recursos fiscales y numerosos temas más. No es, pues, su propósito ser un opositor a ultranza del gobierno federal sino un defensor vigoroso cuando cree que de los intereses jaliscienses se trata.

Definitivamente Pablo Lemus y los demás prospectos afines a MC tienen sus propias responsabilidades en la contienda y no será fácil pensar en carros completos ni cosas por el estilo. La realidad es en efecto diferente a la de hace tres años, pero, hay que darlo por seguro, la integración de Pablo al equipo de campaña ya establecido, el re acomodo o cambios de fichas en Guadalajara y en las mismas campaña de los distintos candidatos en la ciudad están armadas a cerrar filas con el líder natural con el que cuentan. Creer que Alfaro está cediendo su liderazgo es un error grave en el que podrían incurrir sus opositores, quienes, en su caso, no cuentan con la ventaja de la unidad ni de una figura conductora indiscutible, como sí la tienen los naranjas, la de tener quien los una y les lleve con mayor seguridad hacia el triunfo.

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