Conquista de altura
Quiero contarles acerca de una escultura: Se trata de una réplica de las águilas que enmarcan el monumento al General Ramón Corona Madrigal y que se encuentra ubicado en la Calzada Independencia en la confluencia de la avenida La Paz, la avenida Doctor Roberto Michel y la calle Cuitláhuac.
Originalmente se situaba en el jardín de San Francisco, a finales del siglo XIX en memoria al Benemérito del Estado, a unos pasos de la desaparecida estación de ferrocarriles.
A principios del siglo XX, se decidió que este monumento fuese reubicado al sitio que hoy ocupa desde hace casi cien años y fue testigo mudo del esplendor y el ocaso de nuestra calzada, esa que pasó de ser río, luego a tener camellones, jardines y fuentes en la década de los 30's y que desaparecieron apenas treinta años después; esa calzada que se convirtió en hito y en cicatriz urbana; esa calzada que dejó de ser Paseo de la Presa, que dejó de ser Paseo Porfirio Díaz y que dejó de ser paseo familiar hacia el Agua Azul partiendo desde la Alameda, hoy Parque Morelos; esa calzada que pudo ser nuestra versión tapatía del Paseo de la Reforma, pero que no lo fue.
Durante los casi cien años de existencia en este lugar, el monumento al más grande héroe de Jalisco, soportó de todo, pero hace aproximadamente cuatro años, su integridad se vio vulnerada al ser objeto del vandalismo; una de sus águilas desapareció y se especula que fue recuperada cuando una chatarrera dio aviso de tenerla entre los fierros que alguien vendió por kilos; otra versión apunta a que las autoridades la habían encontrado tirada a unos cuantos metros del monumento, abandonada debido posiblemente al gran peso que dificultó su traslado. El caso es que por muchos años, nuestro monumento lucía mutilado, incompleto, profanado.
Así es como Jorge Xunáán Kaab Fernández Acosta, tiene la idea de hacer algo para remediarlo, él junto a otras personas como Samantha Monserrat Rodríguez Padilla y Salvador Dueñas, emprenden la misión de restaurar el monumento a costa de sus propios bolsillos. Se ponen en contacto con la escultora Lucy Topete y ella se involucra de inmediato en el proyecto y junto a su equipo, se dan a la tarea de hacer un levantamiento y un estudio que le permita reproducir la pieza faltante, el tiempo era apremiante pues se pretendía que los trabajos estuviesen concluidos el día 11 de noviembre de este mismo año, en ocasión del aniversario luctuoso del General Corona.
Aunque lo ideal hubiese sido contar con el apoyo económico de los ciudadanos, el tiempo no permitía que se llevara a cabo alguna campaña de recaudación y al final de cuentas, el costo de la obra fue cubierto en su totalidad por el arquitecto Fernández Acosta y al generoso descuento de la propia escultora.
Un mes después de iniciada la odisea, ya todo estaba listo para colocar la réplica del águila desaparecida y sorprendentemente, la pieza original faltante ya había sido colocada y el monumento lucía mejor atendido.
Ahora, tenemos una quinta águila; una pieza que ya forma parte de la historia, una pieza que simboliza el amor a nuestra ciudad, a nuestro Estado, a nuestra Patria; una pieza que será colocada en algún lugar para que custodie ese fervor por lo nuestro y que las generaciones venideras puedan hacerla propia, cómo muchas generaciones anteriores hicimos propio el legado cultural y artístico representado en nuestros monumentos.
Esta es nuestra águila, símbolo de victoria, de esa victoria del civismo y el respeto. (Texto de Ricardo Alvirde Sucilla)