Refugio alimentario
Cristina bajó una caja de la parte alta del ropero; llena de polvo se las ingenió para arrimar una mesa, jalar un trapo y proseguir con su travesía, investigar que tanto guardaba su abuela entre tantos triques. Una caja blanca percudida, que en sus cuatro costados anuncia una marca reconocida de huevo de granja; del interior extrae un par de revistas, tres muñecos de peluche, dos vestidos envueltos en bolsas de plástico, una figura de cerámica y una libreta llena de pies a cabeza. Al llevarla con su mamá descubren que nada menos que el recetario de su abuela, aquel en el que tomaba notas, transcribía recetas y, de vez en cuando, anotaba números telefónicos o usaba para recados. Hoja por hoja leían en voz alta las recetas ahí escritas -albóndigas de maíz con pollo criollo, Pipián verde con hoja santa, carpa entomatada con queso, pato en pipián…
Hace algunas semanas hablamos de la relevancia de rescatar los recetarios familiares, para evitar que estos, vestigios de la cocina mexicana, se pierdan en el tiempo. Del mismo modo, mucho antes, se mencionó que, a la par de las normas, etiquetados, disposiciones y nombramientos en torno a los alimentos nacionales, se debía emprender una campaña para acercar a la población desde recetas hasta estrategias para una sana alimentación, o, al menos, midiendo distancia con la industrializada. Hoy presentamos, sin fines de lucro, la respuesta por parte del gobierno federal.
A través del portal contigoenladistancia.cultura.gob.mx, se hace llegar a los cibernautas una serie de materiales de interés cultural; del mismo modo se tiene una categoría dedicada a la Cultura alimentaria, dividido en las siguientes secciones: Cultura alimentaria, Gastronomía, Cultura en casa, Libro descargable, libro electrónico, Documentales, Cursos y talleres, Entrevistas, Cápsulas informativas, Material didáctico, Cortometraje e Infantil. Su versatilidad permite conocer desde los avances del museo dedicado a la Gastronomía Mexicano, construido en el Complejo Cultural Los Pinos, convocatorias a concursos gastronómicos e información en torno a la elaboración de recetas locales, donde el principal contribuidor es el estado de Colima, Tlaxcala y Querétaro. Además, cuenta con algunos números de la colección Cocina Indígena y Popular, material editado por CONACULTA desde el 2000.
Dicho espacio resulta interesante, ya que representa un pequeño refugio para la alimentación mexicana que, lejos de etiquetas nombramientos, clasificaciones y demás estampillas, ha carecido de un espacio digno para su difusión popular. Sin duda necesita un mayor empuje y propagación, pues solo en ciertos espacios se menciona o se hace referencia a los materiales que contiene. Esperemos que, con el paso de la pandemia y los avances e inauguración de aquel museo, el material que se tenga a disposición sea numeroso y con un mayor alcance.