¡Eh que no entienden!
Así decían las madres tabasqueñas a sus hijos díscolos haciendo travesuras.
El mandato constitucional perentorio de “imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público”. No suprime la propiedad privada; la pone a cumplir su función social en favor de la economía de todos.
Será por eso que están dale y dale con la certidumbre en las inversiones: es que no entienden. No quieren saber que desde 1917: hace 103 años está clarísimo en el artículo 27 de la Constitución.
No entienden que desde que este país se acercó a ser una verdadera república, liberando a los peones de los latifundios y estableciendo la ciudadanía universal, analfabetos incluidos (cuyos hijos irían a la escuela) entonces se decidió acabar con la libre competencia para saquear los recursos naturales de México rumbo al país hegemónico.
No entienden que desde el 5 de febrero de ese año 1917, quedó establecido que en este país independiente “corresponde a la Nación el dominio directo de todos los minerales y substancias que en vetas, mantos, masas y yacimientos constituyan depósitos,(…): los fosfatos susceptibles de ser utilizados como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos, el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos y gaseosos”.
No entienden porque no quieren entender. No quieren entender que no están en capacidad de amenazar con su calificación crediticia para invertir, o no, en la extracción de recursos energéticos no renovables. Que tienen otras opciones si desean contribuir al desarrollo económico nacional, invirtiendo.
Porque invertir (dicho sea con crudeza) es meter para sacar más.
Porque no entienden, o no quieren entender, se presentan situaciones tan descaradamente intervencionistas y hegemónicas como la ocurrida recientemente: 43 legisladores de los Estados Unidos de América, senadores y representantes, tanto republicanos como demócratas, envían una carta a su presidente Donald Trump, para manifestar su “profunda preocupación” por las medidas que está tomando el Ejecutivo Federal en México, para fortalecer financieramente a su empresa estatal: PEMEX para que cumpla las funciones que constitucionalmente le corresponden.
Alegan los legisladores extranjeros que el actual gobierno mexicano está violando los términos del T-MEC firmado el año pasado para la mejor integración económica entre México, Estados Unidos y Canadá.
Lo cual es documentadamente falso, como el propio Presidente ha aclarado, pues en el tema de hidrocarburos en el T-MEC México dejó establecido en dos párrafos que es una actividad que corresponde originalmente a la Nación mexicana.
Si los legisladores norteamericanos tuvieran una actitud menos arrogante y hegemónica, habrían dado con una referencia indispensable para su tarea: el libro de Lorenzo Meyer titulado: “México y los Estados Unidos en el Conflicto Petrolero (1917-1942) editado por El Colegio de México en 1972.
P.D. Tenemos 60 hidroeléctricas paradas: la electricidad más limpia, para privilegiar a las eólicas privadas intermitentes con sus precios abusivos.
P.D.2: A los ecologistas conservadores hay que recordarles que el petróleo está en mil formas más allá del combustible.
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