Pablo Hermoso, por sus fueros más de un lustro después, Puerta Grande con Lea
Se hizo esperar más de un lustro, pero la octava Puerta Grande de Pablo Hermoso de Mendoza ya es una realidad. El navarro firmó una faena cumbre al excelente quinto de un notable encierro de la familia Capea y salió en hombros junto a Lea Vicens que, tras tres años puntuando en Madrid, por fin saboreó la gloria calle Alcalá arriba. La faena de la tarde llegó en el quinto. Toro extraordinario por prontitud, codicia, son, entrega... Virtudes que exprimió Hermoso de Mendoza cuando lo paró en una baldosa sobre «Alquimista». «Berlín» redujo el torrente de casta dando una lección de toreo de costado. Lo llevó cosido al estribo y templó una barbaridad con la suerte de la «hermosina». Los cambios de pista, auténticos muletazos por los adentros. Mantuvo la intensidad sobre «Arsenio» destacando las piruetas de 360 grados en la misma cara del astado. El par a dos manos de cortas sobre «Pirata», reunido en una moneda. El rejón, aunque caído y trasero, fue certero y el doble premio, incontestable.
No había tenido suerte con sus dos primeros ejemplares del mano a mano. Ni el manso y aquerenciado primero, que se aplomó enseguida, ni el desentendido y sin celo tercero posibilitaron el lucimiento del centauro navarro, que fue silenciado en ambos.