Actitud incomprensible
Isabel Bonig y su equipo de colaboradores aún no han salido de su asombro por culpa de la insensibilidad y la improvisación demostrada por la Dirección nacional del PP para organizar la visita de su presidente, Pablo Casado, a Valencia en el ultimo día de la campaña electoral. Los ejecutivos de la calle Génova han dejado la impresión de que la provincia que más votos ha dado a su partido en numerosas citas con las urnas les importara una higa, con lo que ello supone de desprecio a sus propios candidatos.
La imposición por parte de los mandamases populares de celebrar un mitin al mediodía y distinto al proyectado como cierre de campaña a nivel autonómico por la tarde resultaba de entrada surrealista, además de una injusta afrenta. De ahí que el resultado fuese patético a juzgar por la ausencia de asistentes. ¿Cómo iban a acudir si se desconocía la celebración del evento?.
Según mi amigo Rogelio, los populares valencianos no entienden por qué existieron dudas sobre la presencia de Casado en Valencia. Por no hablar de los rifirrafes internos, incomprensibles desde que el PP es PP.
Me viene a la memoria aquel pensamiento de un genio de la interpretación española, Alfredo Landa, que me decía algo así como que a los españoles nos gustaba mucho improvisar sin tener en cuenta que para eso hay que tener talento. Incluso mucho talento, añado yo. Aprovecho para decir que a él le sobraba. Así es la vida.