Obiang: “España, como madre patria, tiene que reconocer a todos sus hijos y no discriminar a ninguno”
Al norte de la isla de Bioko, la antigua Fernando Poo, junto a la Catedral de Santa Isabel y la plaza donde se izó, por primera vez, el 12 de octubre de 1968 la bandera y se canto el himno de la nueva nación, Guinea Ecuatorial, colonia española hasta esa fecha, se encuentra el Palacio Presidencial. Entonces, su fachada no era de color salmón como hoy y el edificio era mucho más pequeño. Actualmente, el principal centro de mando de Teodoro Obiang Nguema ha ido extendiendo sus tentáculos hasta hacerse con una gran superficie en la que a las construcciones de inspiración colonial se han añadido otras acristaladas, más modernas. El interior está impoluto. El mármol brilla como un espejo. El encuentro no es el habitual cara a cara. El escenario es una amplia sala, en la que además del entrevistado y el entrevistador –dispuestos como si de un plató televisivo se tratara–, no solamente estan presentes un fotógrafo, un cámara de vídeo y su director de Comunicación. En esta ocasión, también hay público. Es el modo de proceder habitual. A la derecha del sillón estilo Luis XIV, el consejero de Protocolo va situando a varios ministros, al secretario general del Partido Demócrata de Guinea Ecuatorial (PDGE) y otros altos funcionarios. A la derecha, el equipo de prensa y varios colaboradores del presidente. Obiang llega rodeado de un séquito numeroso aunque mucho menor que el que le acompaña en sus giras anuales. Habla pausado. Nada más sentarse, le pregunta al periodista si era la primera vez que pisaba su país, así como la impresión que se llevaba. «Parece que el salto que ha dado tras la eclosión de los hidrocarburos es grande. Aunque creo que todavía tiene muchas asignaturas pendientes. Además, la crisis...», le responde. «Hay que tener paciencia para superarla», apostilla el presidente.
– Tras seis mesas de diálogo nacional de las que parecen que ustedes están muy satisfechos, en Europa se sigue pensando que la democracia en Guinea Ecuatorial es una realidad que está aún por llegar.
– Este sistema político se hace de acuerdo a la costumbre del pueblo. Estamos construyendo una democracia en la que la aceptación de nuestros ciudadanos es lo más importante. Trabajamos teniendo en cuenta la opinión del propio país. Los pareceres de Europa vienen de fuera. Es su problema si creen que no hemos llegado a un determinado nivel. La estamos edificando en base a criterios guineanos y africanos, que les son ajenos. Nuestra democracia hay que evaluarla a través del sentir del pueblo ecuatoguineano.
– ¿Cuáles son los avances democráticos que se han producido en los últimos tiempos en su país?
– Hemos tenido seis mesas de diálogo nacional para intentar sensibilizar a los grupos dispares que son los que se distancian de lo que está haciendo el Gobierno. Convocamos un diálogo para intentar acercarnos porque la política se basa sobre todo en el entendimiento. No tiene límite y, además, ha de ser constructivo. El Gobierno está constituido de acuerdo a la Constitución y sus instituciones funcionan correctamente.