El Barça defrauda en Nápoles
Un gol de Griezmann en la única jugada de mérito alivia a los azulgrana en un partido que mostró el extravío del equipo de Setién y por el que Messi pasó de puntillas
Messi pasó de puntillas por San Paolo, como si fuera un jugador cualquiera, enjaulado por el Nápoles. Nadie advirtió ningún parecido del azulgrana con Maradona. El rosarino se dejó llevar por el partido, más conformista que rebelde, e incluso tomó una tarjeta por entrar con los pies por delante a Ospina. No hubo ni siquiera un regate de Messi que evocara la figura de Maradona. El 10 fue uno más en un equipo desfigurado y anónimo, afortunado en una jugada, casi la única de mérito, rematada por Griezmann.