Li Wenliang, el médico símbolo del dolor y la rabia por la gestión del coronavirus en China
"Una sociedad sana no debe hablar con una sola voz", había declarado desde su lecho de muerte
Li Wenliang nunca tuvo la intención de ser un héroe. Ni de rebelarse contra el sistema. En su bata de oftalmólogo llevaba puesta una insignia del Partido Comunista de China, una exhibición pública de lealtad al poder establecido. Su mensaje de alerta sobre los primeros casos de la epidemia de coronavirus ni siquiera estaba pensado para llegar al público, era simplemente una alerta confidencial a sus amigos. Pero se hizo viral y, aunque le costó una amonestación oficial, sirvió para sembrar las dudas sobre la realidad de la crisis y mover, finalmente, a la acción de las autoridades. Convertido en la cara pública de los problemas en la gestión de la epidemia, su muerte tras contagiarse de la enfermedad se ha convertido en un duelo nacional en las redes sociales sin precedentes.