Un pez gigante para salvar la Amazonia
CAMINO DE la cita con João Campos-Silva me encuentro una anaconda. Está muy activa, saca la cabeza del agua como si acechara una presa y me mira con sus ojos inexpresivos mientras desliza sus anillos alrededor de una rama sumergida. No es usual encontrarte una anaconda en Barcelona un miércoles a mediodía, pero he quedado con el biólogo y conservacionista brasileño en el bosque inundado de CosmoCaixa, el realista espacio del museo que reproduce la selva amazónica, y aquí hay de todo: hormigas cortadoras de hojas, capibaras, caimanes, aves tropicales, la anaconda…, y además cada 15 minutos llueve. Sin duda, Campos-Silva se va a sentir en su ambiente y es mucho más fácil encontrarlo aquí que en sus predios de investigación del río Yuruá en la Amazonia occidental, que queda como más a desmano.