Es momento de un pacto urbano por el agua
El autor es especialista en gestión ambiental y sostenibilidad.
En México, hablar de vivienda digna es también hablar de acceso al agua. No es posible imaginar un hogar completo si del grifo no brota el derecho humano más básico. En pleno siglo XXI, más de 11 millones de personas en el país todavía no cuentan con acceso constante y seguro a agua potable en sus casas, de acuerdo con el Coneval. Esto representa un reto enorme para quienes diseñamos políticas públicas, pero también una oportunidad histórica para transformar desde la raíz la forma en que crecen nuestras ciudades.
La buena noticia es que la vivienda ya no se concibe solo como “techo y paredes”. Hoy, el concepto se amplía para incluir servicios básicos, entornos saludables, cercanía a la infraestructura y sostenibilidad ambiental. Esta visión está alineada con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el ODS 6: Agua limpia y saneamiento para todos.
Durante muchos años, la expansión urbana en México creció sin planeación integral. Se permitieron desarrollos sin redes hidráulicas suficientes, sin estudios de impacto, sin reservas de agua. Como resultado, muchas viviendas se construyeron, pero no se habitaron, o bien se habitan en condiciones precarias, con pipas como única fuente de agua. La consecuencia ha sido la proliferación de huachicoleo del agua, tandeos ineficientes y sobreexplotación de pozos.
Este modelo debe cambiar. Cada vivienda que se construya debe tener garantizado el acceso al agua desde el primer día. Por eso, las políticas de desarrollo urbano y vivienda deben estar profundamente conectadas con la planeación hídrica. La coordinación entre desarrolladores, autoridades y organismos operadores no puede ser opcional: debe ser la nueva regla del juego.
No basta con llevar agua a las viviendas; también hay que educar sobre su uso responsable. La gestión del agua inicia en casa. Incluir tecnologías de captación pluvial, medidores inteligentes, sistemas de reúso y ahorro en los nuevos desarrollos habitacionales puede hacer una gran diferencia en el consumo urbano.
También se requiere avanzar hacia una cultura de corresponsabilidad: que los ciudadanos sepan cuánto consumen, por qué es importante pagar por el servicio y cómo reducir su huella hídrica. La vivienda digna debe integrar desde su diseño soluciones sostenibles y conciencia social.
En Morelia, ya estamos dando pasos firmes en esa dirección. Como parte del fortalecimiento del Organismo Operador de Agua Potable (OOAPAS), hemos impulsado una visión integral que conecta infraestructura, vivienda, educación y sostenibilidad.
Además, en el marco de la Expo CANADEVI Michoacán 2025, reiteramos que los nuevos desarrollos habitacionales no solo deben enfocarse en crecer, sino en crecer bien: con acceso a agua, con conexión real a redes, con impacto ambiental mitigado y con calidad de vida garantizada.
Es momento de consolidar un pacto urbano por el agua. Uno en el que las ciudades no solo se expandan, sino que lo hagan con responsabilidad, eficiencia y justicia. Un pacto que integre al gobierno, la industria inmobiliaria, la academia y la ciudadanía en torno a un objetivo común: garantizar que toda vivienda sea digna… y toda vivienda digna tenga agua.
En Morelia estamos convencidos de que una vivienda sin agua no es una vivienda digna. Por eso, seguiremos trabajando para que cada hogar moreliano cuente con este derecho sin distinción ni postergaciones. Y lo haremos con visión, con estrategia, y con el respaldo técnico y ciudadano que este gran reto demanda.
Porque el agua no es un lujo: es la base sobre la cual se construye todo lo demás.
