2005, el primer Roland Garros de Rafa Nadal: Con Burgsmuller empezó todo
Todo empezó con Lars Burgsmuller. Quizá antes, campeón en Montecarlo, Barcelona y Roma antes de París. O quizá antes, cuando en 2004 Rafael Nadal ni siquiera pudo viajar a Roland Garros por una fisura en el escafoides del pie izquierdo. Ese pie. Pero tenía claro el objetivo: suceder en la Philippe Chatrier a Manolo Santana, Andrés Gimeno, Arantxa Sánchez Vicario, Sergi Bruguera, Carlos Moyà, Albert Costa y Juan Carlos Ferrero (y luego lo sucedería Garbiñe Muguruza en 2016) como campeón. Después de un año con lesiones y en un año con más lesiones, esa, además, la del pie, que presagiaba una carrera corta, empezó todo; con Burgsmuller, y ya no paró. Al alemán, 96 del mundo, no le hizo gracia que el sorteo los emparejara. Tenía razón. Ya sabía quién era Nadal, pues lo había tenido enfrente en Indian Wells de 2004 (6-2 y 6-3) y ya había padecido la velocidad de bola y de piernas de ese chaval con camiseta verde sin mangas, melena al viento y rodilla al aire con cada punto ganado. Volvió a padecerlo en París. «No hay mejor jugador que él cuando defiende. Es rapidísimo en las esquinas y golpea muy bien desde posiciones incómodas. Y muy duro. Cuando piensas que has ganado el punto, encuentra la manera de llegar a la pelota y te obliga a alargar el punto», recordaba el alemán en este periódico en 2017. Noticias Relacionadas estandar No Tenis Nadal alarga la esperanza de otro Roland Garros: «No quiero cerrar esta puerta al cien por cien» Laura Marta estandar No Tenis Alcaraz: «Cuando vi que no me tocaba Nadal en primera ronda pensé 'gracias'» Laura Marta Sufrió un 6-1, 7-6 (4) y 6-1 que queda en mera anécdota de todo lo que llegaría después. Era la primera victoria de las 112 del español, al que le quedaban 10 días para cumplir 19 años. Un triunfo que comenzó con un punto ganador de saque, derecha y remate en la red y que se le grabó a Burgsmuller, que dejó el tenis poco tiempo después para estudiar Medicina y tener una vida familiar y relajada como radiólogo. De aquel primer paso llegaron después los siguientes, más o menos largos, algunos contundentes, todos proféticos: Malisse (6-2, 6-2 y 6-4), Gasquet (6-4, 6-3 y 6-2), Grosjean (6-4, 3-6, 6-0 y 6-3), Ferrer (7-5, 6-2 y 6-0), Federer (6-3, 4-6, 6-4 y 6-3) hasta alcanzar a Mariano Puerta y esa final de tres horas y media: 6-7 (6), 6-3, 6-1 y 7-5. «Llegamos como candidatos a pesar de no haber jugado nunca aquí, pero Mariano Puerta nos lo puso realmente difícil ese domingo. Él tuvo bola para ir al quinto set. Ganamos y fue una alegría enorme», recordaba Toni Nadal a ABC de aquel primer título con el que empezó todo.