Un primer tiempo de atonía total, el Barcelona paralizado por un juego insípido y poco dominante, y un segundo acto con otro ritmo gracias a los cambios que introdujo Xavi. Pedri, Joao Félix y Lamine Yamal le cambiaron la cara a la semifinal y aportaron un dinamismo que el Barça no tenía. Raphinha. Ha perdido las virtudes que lo identificaban. No se va de nadie, trompicado en la relación con el balón, poco profundo, sin llegada. Budimir. Solo contra el mundo, lo intentó de todas las maneras, pero no pudo con Araujo. Lewandowski. Marcó un buen gol, pero no está en el nivel de sus mejores días. Juega sin confianza. Sergio Herrera. Empezó con muchas dudas, y se fue animando, grito a grito. Gran parada a Joao Félix. Araujo. El jugador más sólido del Barça. Firme por alto, rápido en el cruce, seguro en la salida del balón. Joao Félix. Salió en la segunda parte, brillante y decisivo en ataque. Hizo una obra de arte en el gol de Lamine. Moi Gómez. Dinámico por el centro del campo, aunque sin asumir muchos riesgos. Mucho trabajo, poco brillo. Pedri. Grandes detalles de calidad en pocos minutos. Buenas conducciones, la mejor noticia para el Barça. David García. El jugador con más personalidad de Osasuna. Dominante en defensa, seguro por alto. Gundogan. Es el ejemplo de la atonía del Barça. Juego insípido, plano, muy previsible y mecánico.
