El Barça asume que no es nadie
Ter Stegen es un muy buen portero y un muy mal presagio cuando empieza ya de héroe, salvando a su equipo. La noche entonces no suele ser agradable. Un Barça desorganizado, que llegaba tarde y se beneficiaba de la poca vista de Turpin , el árbitro francés, que le perdonó una falta clarísima de Busquets a Casemiro en la frontal del área, daba la sensación de ver agotados sus locales trucos ligueros y salvo en alguna acción inspirada de Balde, Europa parecía quedarle grande. De fondo, el listón que el Madrid había puesto el martes, también en Inglaterra, con su 2 a 5 de todos los tiempos. Este equipo sin Pedri y sin Gavi carece de la elegancia y el nervio que en algunos momentos vuelven vibrante el fútbol de Xavi. Pero el mejor regalo de Turpin estaba aún por llegar y fue en forma de penalti inventado de Bruno Fernandes sobre Balde. Fue tal escándalo que todos los chascarrillos sobre Enríquez Negreira nos vinieron a la cabeza. Monumental atraco. Marcó Lewandowski , aunque De Gea casi lo para. Como uno que no ha sido invitado y se cuela en la fiesta, el Barcelona estaba con la eliminatoria de cara y se empezó a crecer, aunque sin demasiado resultado. Acusó el golpe el United, un poco por la sensación de estafa y otro poco porque no le acababa de salir lo que le intentaba. Poca finura inglesa. Poco letales. Entre vulgares y cansados. El árbitro no era una mona de feria como Mateu Lahoz , ni un chulo al modo de Joaquín Ramos Marcos -perdón por la referencia dinosáurica- pero tenía la discreta arrogancia de un inspector de Hacienda francés al que invitas a una cena de idiotas y te acaba metiendo en la cárcel. Arbitraje incomprensible, el partido se le fue rápidamente de las manos. Ten Hag estaba indignado, y con razón. Lo sorprendente es que Xavi, a quien Turpin también apercibió, le protestara tanto en lugar de estar pensando en el color del Aston Martin que iba a regalarle. Una tensa niebla cayó sobre Old Trafford . Todo el mundo estaba nervioso pero nadie acababa de hacer nada. El Barça estaba mucho más cerca de pasar la ronda de lo que habría podido soñar, pero la orilla estaba aún a mucha distancia. Xavi podía controlar más el partido de lo que Ten Hag podía revolucionarlo. Aunque sin exagerar, al filo del descanso, el 0 a 2 parecía menos irreal que el empate. Primera parte burda, de muy poca calidad, en que el Barça se esforzó sin perder la concentración y se equivocó menos que un rival que rindió muy por debajo de su nivel habitual. No es que el Barça fuera superior sino que los ingleses fueron francamente inferiores, sobre todo a sí mismos. Ten Hag aceleró el partido dando entrada a Antony y poniendo a Rashford de 9 y a Fernandes por detrás del delantero. Le salió tan bien que al minuto y medio de la reanudación, Fred empató el partido de un ajustado disparo. Todo nació de una pérdida de Kessie cerca del área. El United se empezó a reconocer en su juego y tomó las riendas del partido. Sin arriesgar demasiado en defensa, con Casemiro acelerando los procesos de su equipo cada vez que recuperaba el balón. El Barça se veía un poco superado, Kessie perdía demasiados balones, pero el equipo no caía a peso como en otras nefastas noches europeas. Fred daba admirables muestras de fuerza y de calidad. Tuvo que volar De Gea para rechazar un magnífico cabezazo de Koundé. El United no acababa de desplegar su superioridad y el Barça resistía mejor de lo esperable, con un Balde llenando con gran autoridad su banda. Entró Ferran por Sergi Roberto . También Xavi al ataque, aunque con el gafe. Lewandowski vio una amarilla que pudo ser roja por una salvaje patada al tobillo Casemiro. El polaco no fue a hacer daño, pero pudo evitar el contacto. Antony, que había cambiado el partido de arriba a abajo dando la razón a su entrenador en el cambio, devolvió la noche a la realidad marcando el segundo. Ansu entró por Raphinha . Xavi ponía cara de ser de Terrassa. Se alejaba Europa aunque quedaba mucha noche por delante, y no era descartable que el Barça tuviera por lo menos una para forzar la prórroga, aunque los ataques ingleses como latigazos hacían pensar más en el 3 a 1 que en el empate, sobre todo cuando el Barça perdió a Araujo por molestias. Busquets demostró su impotencia con Garnacho con grosera una falta por la que vio la amarilla, Xavi y su hermano ponían cara de conformarse con la Liga. Un United a medio gas evidenció la dimensión autonómica del Barça de las palancas. La realidad es incontestable. Ni a los octavos de la Europa League. A casa.