El Deportivo se levantó de la lona y se llevó el primer asalto ante el Málaga (4-2), que se puso por delante dos veces en el marcador en su visita al Estadio Abanca-Riazor y tendrá que remontar en su campo el próximo sábado si quiere seguir optando al ascenso.
A los andaluces les salió casi todo en la primera parte y nada en la segunda. La claridad que habían tenido hasta el descanso se les nubló y el Deportivo lo aprovechó para conseguir una renta de dos goles que defenderá en el partido de vuelta.
Los dos equipos presentaron bajas importantes en sus alineaciones. En los andaluces, Víctor Sánchez del Amo dio entrada a Boulharoud por N'Diaye, concentrado con su selección, y en el Deportivo José Luis Martí dejó en el banquillo a Eneko Bóveda y en la grada a Pablo Marí, con una lesión muscular, y alineó a David Simón y a Michele Somma.
De inicio, el Málaga plasmó en el césped lo que tenía perfectamente detallado Víctor en la escaleta. Era un partido especial para el preparador madrileño, exjugador del Deportivo y su entrenador hasta que le despidieron a la conclusión de la temporada 2015/16 por sus problemas con los jugadores.
El técnico sabía cómo enfriar a Riazor, que vistió sus mejores galas. El Málaga se adueñó del partido globalmente. Los andaluces ganaron el sorteo de campos y obligaron al Deportivo a atacar primero hacia el fondo de sus ultras. Víctor jugaba desde el banquillo.
Su equipo se hizo con la posesión en los primeros minutos, en los que Munir jugó a 25 metros de su portería. Los coruñeses aceptaron replegarse para salir al contragolpe pero estuvieron acelerados y totalmente imprecisos.
Cómodos en Riazor, los visitantes avisaron con un centro de Ontiveros que se envenenó y se fue alto (min.9) y con un disparo de Boulharoud que se paseó por delante de la portería (min.10).
El Málaga afinaba, el Deportivo chirriaba. Un balón colgado por Ontiveros, tras una falta mal defendida por Cartabia, lo conectó a placer Luis Hernández en el área para poner a su equipo por delante.
Los andaluces dieron primero, pero concedieron inmediatamente después. Fede Ricca les regaló a los gallegos un penalti sobre David Simón y Carlos Fernández no lo desaprovechó. Lunares en el inmaculado expediente del Málaga en la primera parte.
El empate insufló ánimo al Deportivo, Fede Cartabia exhibió su velocidad al contragolpe y Keidi Bare se jugó la expulsión para frenarle tras ver cómo le adelantaba y enfilaba la portería de Munir a la media hora.
Pero el Málaga recuperó el control y el Deportivo volvió a flaquear en defensa donde sabía que no podía conceder. Simón y Duarte le dieron metros a Ontiveros y el extremo lo agradeció. Golpeó con la diestra y el efecto sorprendió a Dani Giménez, que esta semana arrastró molestias.
Al Deportivo le sentó bien el intermedio. Regresó al césped con la lucidez que le había faltado en el primer periodo. Dio un paso al frente y el Málaga quiso jugar demasiado pronto con el tiempo.
Los coruñeses encontraron el empate a los once minutos de la reanudación con un zurdazo de Pedro Sánchez en el área a pase de Cartabia y el partido se rompió. El árbitro le perdonó la segunda amarilla a Pedro Sánchez por una falta a Ontiveros casi sobre la línea del área y el jugador del Málaga la estrelló en un poste.
De lo que pudo ser una nueva ventaja para los visitantes, se pasó a la remontada del Deportivo con un cabezazo de Carlos Fernández sobre la raya (min.63). Martí sentó entonces a Pedro Sánchez, que fue despedido por Riazor con la afición en pie. Su equipo estaba por primera vez por delante en la eliminatoria.
El Málaga intentó contener a su rival, pero no lo logró. Pau Torres estaba 'tocado' y Luis Hernández le dijo que se echara al suelo. Cuando el central entraba desde la banda después de ser atendido, el Deportivo explotó la superioridad con un lanzamiento de Borja Valle ajustadísimo a un poste para poner el cuarto.
Pau tuvo que pedir el cambio y el Deportivo empezó a gestionar el tiempo con la vista puesta ya en el choque de vuelta, el sábado en La Rosaleda, al que los andaluces habrían llegado con menos desventaja si Dani Giménez no le hubiera sacado a Blanco Leschuk un cabezazo a última hora.
