Sydney Sweeney: el ángel vengador de la derecha
Sydney Sweeney es mucho más que una actriz. La prueba es que brilla como icono global, a pesar de su momento agridulce en la pantalla. Llamó la atención con intensos papeles en «Euphoria» y «The White Lotus», para luego consagrarse como estrella en la comedia romántica «Cualquiera menos tú», que resultó un taquillazo. Su producción reciente ha sido una colección de decepciones en taquilla: «Madame web», «Eden», «Americana»... y ahora la reciente «Christy», donde interpreta a un icono del boxeo femenino. La transformación física que requería el papel hizo que muchos la vieran como candidata al Oscar, más aún después de que ganara un Spolight Award en el Savannah Film Fest. El caso es que la recaudación de la cinta ha sido tan pésima que la prensa especializada duda incluso de que vaya a estrenarse en España. Pero, aunque suene increíble, esta intensa mala racha no afecta a su estatus.
Para cualquier otra, sería un desastre, mientras que para ella es un simple detalle. Sweeney no es solamente una chica en la que la industria ha visto la enésima reencarnación de Marilyn Monroe, sino que simboliza el regreso a los cánones de belleza clásica tras los años disfuncionales del «wokismo», en los que ser un pibón heterosexual te acarreaba acusaciones de supremacismo blanco. Quien sospeche que exagero puede recordar la polémica por su anuncio de ropa vaquera American Eagle del pasado verano. La actriz se exhibía en poses provocativas bajo el lema «Sidney Sweeney has good jeanes», juego de palabras intraducible porque «genes» y «vaqueros» se pronuncian en inglés de la misma manera. Enseguida comenzaron a acusarla de nazi y de promover la eugenesia, como si el anuncio implicase que otras razas poseen genes inferiores. American Eagle anunció a comienzos de diciembre que, gracias a la campaña de Sweeney, las ventas de sus productos se han disparado un 136% y que esperan una espléndida temporada navideña. Durante el mes de noviembre, las acciones se revalorizaron un 50% y en los primeros días de diciembre subieron otro 19% más.
Gracias a su imagen, American Eagle aumentó sus ventas un 136%
El presidente Trump celebró la noticia de que Sweeney está registrada como votante republicana, mientras el vicepresidente JD Vance ironizó en el podcast «Ruthless» sobre la reacción de la izquierda: «Mi consejo para los demócratas es que sigan diciendo que todo aquel que piense que Sydney Sweeney es atractiva es un nazi». El menosprecio a la diva y sus seguidores es gasolina para el movimiento trumpista MAGA. Vance considera los progresistas de su país «han perdido completamente el juicio» al centrarse en atacar a una actriz «normal, estadounidense y hermosa, haciendo un anuncio de vaqueros. ¿De verdad no aprendieron nada de las elecciones de 2024?».
Actriz y "hombre del año"
El gran año de Sweeney también tuvo un momento de alto voltaje cuando la revista «GQ» la nombró «Hombre del año», poniéndola a la altura de los varones. El premio vino acompañado de una entrevista en vídeo con la periodista Katherine Stoeffel, que intentó de manera insistente que la actriz se «explicase» por su participación en la campaña de American Eagle, como si estuviera obligada a pedir disculpas. Sweeney se convirtió en un gif y meme por una de sus miradas, entre perdida y crispada, con la que esperaba el momento en que Stoeffel la dejase hablar o cambiase de asunto. La actriz dejó claro en una entrevista posterior con «Life» que no quiere convertirse en un símbolo de la polarización política: «Cualquiera que me conozca sabe que siempre intento unir a la gente. Estoy en contra del odio y la división. En el pasado, mi postura ha sido no responder nunca a la prensa, ni de manera negativa ni positiva, pero recientemente me he dado cuenta de que mi silencio sobre este tema solo ha ampliado la brecha, no la ha cerrado. Así que espero que este nuevo año nos centremos más en lo que nos conecta en lugar de en lo que nos divide», explicó.
Podemos decir que el papel de ángel vengador de la derecha le ha caído encima sin buscarlo. Hace nada era una actriz conocida por sus tetas, abundantes y perfectas, hasta el punto de que algún encargado de subtitular sus entrevistas no sobreimpresionaba letras en su escote para no estropear la visión más deseada por sus fans. Luego llegaron las invitaciones para dar banderazos como maestra de ceremonias en la final del Nascar en Phoenix, la competición de coches favorita de la plebe trumpista. Por si fuera poco, se rumorea que es la pareja de Scooter Braun, el villano de la industria musical que secuestró el catálogo de Taylor Swift, la estrella pop más pijiprogre del planeta. El contraste entre ambas es demasiado potente como para que los medios lo dejen pasar de largo. Y Bezos la quiere como nueva chica Bond, seguramente porque eso le ayudaría a rentabilizar los mil millones de dólares que ha invertido en la marca de lencería de la actriz.
El menosprecio a la diva y sus seguidores es gasolina para el movimiento trumpista MAGA
Mientras termino estas líneas, llegan buenas noticias para Sweeney, ya que está triunfando en taquilla con su último lanzamiento en cines. Se trata de «La asistenta», que ha recaudado entre 19 y 20 millones de dólares en su primer fin de semana. Coprotagonizada por Amanda Seyfried, este thriller sexy superó la recaudación total de taquilla de sus tres películas anteriores, según informa «Movie Web». Se trata de una adaptación de la novela de Freida McFadden, donde Sweeney interpreta a Millie, una joven contratada como empleada doméstica interna para una pareja adinerada, interpretada por Seyfried y Brandon Sklenar. El éxito ha sido tan rotundo e inesperado que ya se empieza a pensar en la secuela. La prensa rosa no puede parar de escribir sobre ella, ahora relacionándola con Pulisic, estrella del AC Milán.
Sweeney solamente venía a brillar en la pantalla, pero se encontró con que el destino le tenía reservado empuñar una espada flamígera contra el «wokismo» y también para liquidar del glamur de las gorditas «body positive» (tendencia ya aplastada por el éxito del medicamento adelgazante ozempic). Sweeney pilló además la ola reaccionaria del trumpismo y el hartazgo general con el multiculturalismo, que arrinconaba a las modelos blancas de belleza normativa. Otro golpe de suerte fue llegar en el momento en que la moda miraba menos a las pasarelas y más a las alfombras rojas, donde ella deslumbra con intensidad de diva de la era dorada de Hollywood. Resumiendo: llegó en el minuto justo al lugar adecuado, además de que tuvo la inteligencia suficiente para aprovecharlo. El ángel de la derecha descendió a la tierra para devolvernos los placeres de la normalidad.
