Caída del Credit Suisse: el presidente del banco le contó a los accionistas la cruel verdad detrás de "aquella fatídica semana de marzo"
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Tras la venta forzada a UBS el mes pasado, el ejecutivo se sinceró e hizo una amarga descripción de lo sucedido.
El presidente del banco Credit Suisse, Axel Lehmann, ofreció disculpas a los accionistas en la última asamblea anual del banco tras la venta forzada a UBS el mes pasado. El ejecutivo aseguró que la fusión tuvo que llevarse a cabo ya que el banco no podía ser salvado.
Durante varios años, la entidad bancaria experimentó escándalos y malas apuestas financieras que debilitaron su confianza. La situación se agravó con las turbulencias bancarias globales de las últimas semanas. Tras arduas negociaciones que contaron con la gestión del gobierno suizo, el banco fue vendido a su competidor UBS por US$ 3.250 millones.
El objetivo de las autoridades regulatorias era evitar un colapso que amenazaba con producir un efecto sistémico en el resto del sistema financiero, ya que Credit Suisse era uno de los bancos con más interconexiones en el mundo.
Los accionistas se mostraron indignados durante la asamblea tras ver cómo sus inversiones se evaporaron con la venta del banco. No haber sido consultados por la fusión también generó malestar, algo que debe realizarse en este tipo de operaciones pero que la urgencia impidió, señalaron en el banco suizo.
Durante la asamblea, algunos accionistas expresaron su descontento. Uno de ellos contó a la agencia France Presse que perdió US$ 11.000, lo cual es una gran cantidad de dinero para su familia.
La cúpula directiva defendió la decisión de vender a UBS y consideró que era la única opción posible. El presidente, Axel Lehmann, justificó la fusión diciendo que "el banco no podía ser salvado. En última instancia, solo hubo dos opciones: un acuerdo o la bancarrota. La fusión tenía que llevarse a cabo".
Lehmann afirmó que creía en sus planes para reestructurar la entidad hasta la "fatídica semana de marzo", donde la combinación de subas de tasas de interés, inflación y la volatilidad del mercado hizo particularmente vulnerable al banco. Dijo que junto a UBS, están "comprometidos" a buscar las mejores soluciones posibles para los empleados y a "reducir este tiempo de incertidumbre lo más posible".
El CEO, Ulrich Körner, también se mostró triste por la situación, afirmando que "nos quedamos sin tiempo". Körner señaló que las corridas que sufrió el banco desde fines del año pasado fueron resultado de "rumores y especulaciones infundadas". La situación llevó a "actuar con rapidez y decisión", y el colapso "habría sido catastrófico no solo para Suiza sino para la economía mundial".
El vicepresidente del Banco Nacional Suizo, Martin Schlegel, afirmó que se trataba de la única salida. Sin la compra de UBS, "era muy, muy posible que una crisis financiera en Suiza y el resto del mundo hubiera sucedido", afirmó en declaraciones televisivas.
La caída de Credit Suisse también tuvo efectos en otros bancos, como el Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank en Estados Unidos. Según el CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, los efectos de las turbulencias "aún no terminaron" y "se sentirán por años".